La policía británica abre una investigación al primer ministro Boris Johnson por el escándalo de las fiestas ilegales en su residencia oficial. Desafiante, Johnson asegura que no ha incumplido la ley y que está dispuesto a ser interrogado por la policía para aportar claridad al asunto. Mientras, el cerco sobre el primer ministro se estrecha cada vez más. Acorralado por las críticas, vertidas incluso desde las filas del Partido Conservador, Johnson puede enfrentarse a una moción de censura y hasta a su dimisión.