En Londres, capital de Inglaterra y Reino Unido, el peregrinaje de los que dejan ramos y palabras de despedida en el palacio de Buckingham es interminable. El vecino Green Park se ha convertido en un inmenso manto de flores, en un altar repleto de mensajes de cariño hacia su reina. Pero no son sólo muestras de los londinenses afligidos por la muerte de Isabel II. En la capital británica se ha disparado el turismo fúnebre, y decenas de miles de personas que visitan el país cambian sus planes, dado que el palacio de Buckingham o la Torre de Londres están cerradas.