El globo de la tensión con China por presunto espionaje no deja de crecer, pero no tanto para explotar, de momento, diplomáticamente. Y eso, a pesar de que sigue atravesando Estados Unidos. El último avistamiento se ha podido grabar En San Luis, en el estado de Misouri. Pero no sería el único. En las últimas horas, el Pentágono asegura haber detectado un segundo artefacto procedente del gigante asiático que sobrevuela Centroamérica después del localizado este viernes sobre bases militares y silos nucleares estadounidenses. El secretario de Estado de Biden suspende así la que iba a ser la primera reunión de su ejecutivo con el presidente chino en Pekín. Lo hace por un acto irresponsable, dice Blinken, que viola claramente la soberanía de su país y el derecho internacional. Es un globo de vigilancia, asegura, y descarta la versión de disculpa china de que se trata de un artefacto civil destinado a meteorología que habría sido desviado de su rumbo por los fuertes vientos. Aún así, Anthony Blinken, reconoce que se mantiene la comunicación abierta con el país asiático para abordar este incidente, entre otros pendientes, y poder recuperar, cuando las condiciones lo permitan, matiza, el encuentro previsto con Xi Jinping. A la espera de responsabilidad mutua, añade, mientras se evalúa si derribar el globo, con cámaras y antenas tan grandes como tres autobuses, una vez sobrevuele el océano Atlántico sin peligro para la población. Para la ex analista de la CIA,  Gail Helt, este acto de Pekín no es nuevo y coincide esta vez con el acuerdo naval cerrado esta semana en Filipinas por parte de Estados Unidos, que cercaría aún más sus costas. Un globo para reventar, supuestamente, según esta experta, la reunión bilateral entre China y EE.UU., que podría buscar, también, tal y como reconoce, evaluar la capacidad de respuesta militar de Estados Unidos.