Vigilan a un hombre mayor desde la calle. Uno de los ladrones entra detrás de él al cajero y con disimulo consigue leer las claves de su número PIN. Las apunta en el móvil y se las pasa a otro miembro de la banda. Después le siguen hasta su domicilio donde rematan el golpe, distrayéndole para arrebatarle la libreta. Una vez en su poder, otro caco extrae todo el efectivo que le permite la cuenta del anciano nonagenario. Siempre elegían a personas de avanzada edad, más fáciles de embaucar. A los cinco detenidos se les atribuyen un centenar de golpes. El último lo iban a dar en Tarragona. Iban de camino cuándo fueron arrestados. El dinero sustraído supera los 60.000 euros.