Imagínese el lector que se ve obligado a abandonar su ciudad, sus raíces y su familia para llegar a un país extraño. Figúrese que la decisión de hacerlo ha de tomarla en apenas 20 días y que además no lo hace libremente, sino que hay una razón bastante poderosa que le obliga a hacerlo: el miedo. Quizás su vida corra peligro o, tal vez, la de sus nietos. Vale. Pues ahora añádale a todo esto que su hija fue asesinada por un criminal en serie.