EL DESMADRE

Al finalizar el pase, el toro se queda paralizado, exhausto y desorientado y el torero, dándole la espalda, consciente de que su rival está rendido y no le perseguirá, comienza a caminar lentamente hacia el centro de la plaza dejando tras de sí una estela de silencio para que, en ese hiato, el mundo admire y digiera su hazaña. Entonces, en la cúspide de ese movimiento, irguiendo todavía más la espalda, como si quisiese dibujar en el aire pegajoso de la tarde una estampa inolvidable, levanta la cabeza y mira hacia atrás con toda la altivez de la que su ego es capaz. No se me ocurre un gesto más deplorable para ese momento en el que, en vez de pedir perdón, en vez de arrodillarse para llorar, el fantoche se solaza todavía más en su repugnante vanidad.

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Podrás contratar a un especialista, pero nadie te retratará como la soledad.

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Morir hay que morir, pero mejor de algo que sea la muerte.

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Si me encuentro por la calle a una persona inviolable… salgo corriendo.

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Las noches de junio tienen la electricidad de la luz natural.

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Cuando vas a decir algo pero intuyes que no aclarará las cosas, sombras las palabras.

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Como en las clases de yoga no pintaba nada, se apuntó a unas de Goya.

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El silencio que precede a la primera nota es el beso más sincero.

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Cuando seas madre de una madre deberías, al fin, desmadrarte.