Cuestión de edad

Una gran cantidad de la población no quiere madurar nunca. Hace años todos querían ser mayores y, ahora, muchos padecen el Síndrome de Peter Pan.

Cuando a las personas, antiguamente llamadas "de mediana edad", se las trata de usted, suelen molestarse, por pensar que las están tildando de "viejas".

El tabú de no preguntar la edad a una mujer se ha extendido también al hombre. Creen que, si confiesan ese dato, van a ser prejuzgados, a ser criticado su comportamiento por considerarlo demasiado pueril para lo que se espera, o por todo lo contrario. Es evidente, por un lado, que la esperanza de vida aumenta y que, en edades avanzadas, se realizan actos antes considerados impensados e, incluso, inapropiados; por otro lado, el comportarse de manera irreflexiva y sin sopesar los hechos nos puede llevar a no ser tomados en serio, en ámbitos donde es imprescindible serlo.

Pienso que la madurez del ser humano se expresa a través de la conjunción entre su grado de responsabilidad ante la vida y el aprendizaje, producto de la experiencia acumulada durante años. No es contradictorio decir también que sentirse joven es algo que no debemos perder nunca, porque, entre otras cosas, nos da la energía y el atrevimiento que nos impele a acometer empresas que, si lo pensamos mucho, no seríamos capaces de abordar.

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