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'Wedding planner'

Marilé Fernández: "La 'wedding planner' de Marta Ortega es su madre"

"Algo que siempre dejan para el final, que yo recomiendo hacer al inicio y además no puedo hacer por los novios, es organizar las mesas"

Marilé Fernández: "La 'wedding planner' de Marta Ortega es su madre"

-¿De qué aspectos se encarga una wedding planner?

-Llevamos lo que ellos quieran. Hay algunos que encargan el pack completo, incluida la luna de miel, y hay otros que quieren unos servicios determinados. La wedding planner debe conocer al detalle cuál es el concepto que quieren ellos de su boda. Cada vez son más las parejas que deciden contratar una wedding planner porque les compensa: les ahorra tiempo tiempo y costes.

-¿Por qué ahorra costes?

-Porque conociendo el mercado de los proveedores sabes a quién dirigirte y cómo asesorarlos dependiendo del lugar donde vaya a celebrarse la boda. Ellos se ven envueltos en muchas ilusiones y es muy fácil convencerlos. La wedding planner piensa con más temple. Busco descuentos, negocio con los proveedores. Si una novia quiere ir en un Rolls Royce y no nos da el presupuesto, le digo que no, porque no se puede gastar en eso y dejar pobres otros aspectos.

-¿Como cuáles?

-Muchas novias no dan importancia a la invitación. Y todo tiene que llevar un equilibrio. La invitación es la carta de presentación de lo que va a ser la boda. La invitación tiene tanta importancia como el vestido de novia. Yo no puedo consentir como wedding planner que haya un 'pero'. Por eso, el promedio de trabajo para una boda normal es de 300 horas.

-¿Coinciden mucho los gustos o hay ideas muy diferentes?

-Por supuesto, cada uno tiene su idea. Hay que partir de la personalidad de los novios. Yo siempre les digo que me cuenten su modo de vida, qué hacen normalmente, a qué se dedican, si pasan mucho tiempo juntos o cosas que les hayan gustado de las últimas bodas a las que han ido. Hay que buscar bases porque aunque seamos wedding planner, no tenemos la varita mágica. No hay una boda igual que la otra. Ninguna se repite.

-¿Qué es lo más original o raro que le han pedido?

-Estoy ahora con una boda de gran envergadura que, por ejemplo, en la decoración, la novia tuvo muy claro desde un principio lo que quería, de hecho, vino con recortes de revistas. Y hubo cosas de la que no disponen los proveedores que tengo. Se hubo que ir a feria de decoración, en Madrid. También me pide unos manteles determinados que en toda España no hay. Van a venir de Brasil.

-¿El vestido es la parte a la que se da más importancia?

-Lo que más enamora a todas las mujeres es el vestido de novia, entonces, ya no dejo pasar al probador los vestidos que se pasen del presupuesto, porque van a sufrir. Después se puede enriquecer el vestido con elementos apartes, como un cinturón o un broche.

-¿Cómo prepararía usted la boda de Marta OrtegaMarta Ortega?

-Tengo un blog, galiciadeboda.com, en que transmito mi experiencia a las novias, y he escrito varias entradas sobre ese enlace sobre, por ejemplo, las flores o la wedding planner. ¿Quién es la wedding planner de Marta Ortega? La madre. Ella y su madre lo están organizando todo. Los precios que se barajan son falsos. Se habla de 50.000 euros y eso no es real.

-¿Es más cara?

-Por supuesto que es más cara. Otra cosa es que haya proveedores que no les cobren porque les compense encargarse por la promoción que supone, pero ése no es el coste real. Bodas de esas las hay: de las 20 bodas que estoy organizando este año, tengo una que se pasa de ese presupuesto y otra que se acerca. No tiene por qué ser una persona importante la que gasta dinero en una boda: puede ser una hija única, tener un buen trabajo, que sus padres colaboren, que sepan que van a recibir grandes regalos... Porque una boda siempre tiene que ser rentable. Y siempre sale rentable.

-¿Cómo la haría?

-Lo mismo que con cualquier otra novia: me reuniría con ella. Para una boda de esa envergadura, me tendría que reunir con todos los proveedores. Con ella irían detalles que marcarían la diferencia: unos buenos servilleteros, unos buenos manteles, abullonados, con unas sillas muy especiales, no forradas, sino de forja o estilo Tiffany's, o arreglos florales enmarcados en del pazo.

-¿En qué han cambiado las bodas en sus 10 años en el sector?

-Se nota de un año para otro. Por ejemplo, en que a las novias ya no les importa la fecha del año en casarse y tienen muy claro que la decoración juega un papel muy importante; ya no quieren el típico centro de flores que entra en el menú. Y también le dan muchísima importancia a las fotos: que no sean posado, sino que capten emociones. Ahora se ha incluido la recena y ya no hay cinco platos, hay tres.

-¿Los recortes de la crisis han llegado a las bodas?

-Lo que recortan es en invitados, pero no en el gasto que van a hacer. Prefieren que sea una boda impresionante aunque con menos gente. Son bodas de entre 80 y 120 invitados, como mucho, de 150.

-¿Hay olvidos frecuentes?

-Algo que siempre se deja para el final y yo recomiendo hacer al principio y, además, no puedo hacer por ellos es organizar las mesas.

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