La fuerza alcanzada ayer por el oleaje en la costa coruñesa justificó la declaración de alerta roja que habían efectuado las autoridades, puesto que la duna instalada en la playa de Riazor para proteger el paseo marítimo durante el invierno sufrió con dureza los embates del mar. Tras la pleamar de primera hora de la tarde esa defensa quedó seriamente dañada, ya que el agua y la arena llegaron a alcanzar el paseo y tuvo que ser cortado al paso de peatones en las Esclavas y la Coraza, aunque la calzada no se vio afectada y el tráfico de vehículos pudo continuar sin problemas.
El director de Seguridad del Concello, Carlos García Touriñán, confirmó la importante rebaja en la altura de la duna causada por las olas y avanzó que no podrá ser reparada hasta la próxima semana, ya que tanto hoy como mañana proseguirá el mal tiempo en el mar. En cuanto a posibles nuevos cortes en el paseo, señaló que la próxima pleamar se producirá en torno a las 17.00 horas y que habrá que vigilar el estado del oleaje, aunque se prevé que su intensidad disminuya con relación a ayer, en el que la previsión era de que alcanzara los nueve metros de altura.
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Este dato llevó al Concello a cerrar los accesos a las playas y a desalojar los bajos del obelisco Millennium, donde es habitual que se refugien personas sin hogar. Durante la jornada estuvieron presentes en la ensenada del Orzán miembros de Protección Civil, Policía Local y Bomberos de A Coruña en previsión de que pudiera ocurrir alguna situación de peligro, aunque en torno a las 17.30 horas la situación se normalizó y se reabrió el paso a los peatones en los puntos en que se había cerrado.
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Aunque la previsión apuntaba a que las rachas de viento llegarían a los 74 kilómetros por hora, a última hora de la tarde la Agencia Estatal de Meteorología había registrado una de 80. El vendaval causó la caída de una ventana de un edificio en la calle Vales Villamarín, en el barrio de Os Castros, y de placas de la cubierta de otro en María Victoria Fernández-España, en Zalaeta, por lo que fue necesaria la intervención de los bomberos, que se desplazaron además a la calle Rosalía de Castro para sanear una fachada. El oleaje obligó también a Salvamento Marítimo a desplazarse a la ría de Ares para recoger dos flotadores que se habían soltado de una batea.
Durante el día se sucedieron los aguaceros y las granizadas, en algunos momentos con intensidad, aunque las precipitaciones solo sobrepasaban ligeramente los diez litros por metro cuadrado a primera hora de la noche. La temperatura mínima fue de ocho grados a las 10.00 horas.