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Crítico, dramaturgo y director de teatro

José Monleón: "El día que la sociedad tenga la vida realizada morirá el teatro"

"Se ha perdido el compromiso con el mundo. Hoy solo se ha asumido la visión del éxito y del dinero, el conformismo; la Dictadura nos hizo polvo pero nos enseñó valores humanos"

José Monleón: "El día que la sociedad tenga la vida realizada morirá el teatro"

-Abandonó la abogacía por el teatro. ¿Tanto tira la escena?

-Abrí bufete y después de un par de años de experiencia comprobé que mediar entre familias que se peleaban por la herencia de sus padres, o asistir a juicios donde había testigos falsos, no era lo mío. Estaba incómodo. En ese momento, ya tenía una vieja vocación teatral. Vi un par de obras de teatro y me dije que aquello era más interesante.

-¿Cuál es el veneno del teatro?

-Que todos tenemos muchas cosas que nunca hemos dicho y solo se dicen en el teatro.

-La vida de abogado también es una vida casi teatral.

-Respeto mucho a los abogados, el problema es que como abogado has de defender a tu cliente, pero si tu cliente te paga y pone cara de buen chico, pero miente, pues...

-Decía Antonio Díaz Zamora que a él la vida teatral le había dejado vivir aquello que la propia vida no le había permitido.

-Es que eso es el teatro. Si uno está en la vida simplemente pensando y dándole vueltas a la cabeza no la vivirá del todo. El teatro permite un planteamiento de cómo debería ser la vida, qué cosas podrías cambiar o qué proyectos podrías realizar.

-¿Pese a la complejidad que puede llegar a suponer transmitir emociones propias y que los demás las entiendan?

-La maravilla del teatro es que tienes un personaje dentro que lleva tu rebelión, sale al escenario y hay gente escuchándole. Pero lo mejor es cuando te das cuenta de que la gente también lleva ese personaje dentro y lo entiende. Entonces es cuando se produce un espacio de encuentro extraordinario.

-¿Cree que hoy esas experiencias se viven igual que antes?

-Por supuesto, desde los griegos hasta hoy. Los griegos inventaron la tragedia porque el mundo que tenían no les gustaba.

-¿Nada ha cambiado?

-El gran teatro de todas las épocas, desde los griegos hasta hoy, nace del hecho de que una persona comprende que hay algo fundamental en la vida que no se está explicando e intenta manifestarlo.

-¿Las diferentes culturas solo aportan una forma de mirar?

-Cualquiera puede ver una obra de un autor inglés en la que imagina la vida inglesa y, poco después, se dará cuenta de que ese personaje que esta allí es él si fuera inglés.

-Fundó Primer Acto, una revista de referencia de las artes escénicas, y se la jugó en la recuperación de derechos. ¿La memoria histórica también se ha borrado?

-Esa es una pregunta clave. Creo que se ha olvidado mucho y que muchas generaciones posteriores sólo han asumido la visión del éxito, del dinero capitalista. Nosotros, en aquel momento, creíamos y nos preocupaba la solidaridad, la justicia... Es curioso decirlo pero la Dictadura, que nos hacía polvo, al mismo tiempo nos enseñaba cuáles eran los valores que valían la pena. No había el conformismo de hoy.

-¿No se reflexiona hoy igual?

-No. Ahora se reflexiona más sobre el éxito, sobre lo que hay que hacer para ganar dinero o para derrotar a un competidor. En aquella época pensábamos más en cómo poder salvar a las 70.000 personas que mueren diariamente de hambre. A muchos universitarios que estudian para dedicarse a la escena les preguntaría si tienen una vida que no pueden manifestar.

-¿Y eso?

-Porque de otra forma no tienen por qué hacer teatro. Quien tiene la vida realizada no tiene necesidad de hacer teatro. El día que la sociedad tenga su vida realizada desaparecerá o morirá el teatro.

-¡Qué apocalíptico!

-No, no. Lo que creo es que el ser humano se hace una serie de preguntas sobre la muerte, la justicia, sobre tantas otras cosas. Cuando era abogado muchas veces me pregunté por qué aquellos que tenían dinero nunca iban, en general, a la cárcel y los que no tenían un real lo hacían por robar una gallina.

-Quizá la vida sea un gran teatro con distintos escenarios.

-La vida es una invención donde hay intereses que llevan al mundo no por donde conviene a la vida, sino por donde conviene a los intereses. Y a nosotros, como nos los enseñan desde pequeños, lo aceptamos. Por eso ha habido esclavitud y otras cosas tan horribles.

-¿Qué emociona más una buena función o un buen texto?

-Cuando el teatro es bueno y está bien hecho se alcanza una emoción que es difícil de comparar. Lo que sucede es que hay muchos libros buenos, y representaciones buenas y bien hechas, pocas.

-¿Si le pidiera un artículo sobre qué escribiría?

-Sobre el disparate de mundo en que estamos, capaz de gastar cuarenta mil millones diarios en armamento cuando hay mil doscientos millones de personas que pasan hambre y otros millones más que sufren intolerancias políticas, religiosas y de todo tipo. Y es raro, como demuestran los intereses, que de todo eso no hablemos en teatro.

-¿Se ha perdido compromiso?

-Sí, porque el capitalismo nos ha metido en su cultura.

-¿Es sólo el capitalismo o el interés del poder político?

-El poder ha aceptado los criterios del capitalismo.

-No ha perdido su espíritu crítico y combativo.

-Espero que sea así hasta el final.

-Sanchís Sinisterra sostiene que hoy se escribe mucho teatro, pero queda en el olvido.

-Tiene toda la razón, pero más que de la vida colectiva diría que de la vida humana. La gente cree que el amor que ha perdido es el centro del Universo, y no es verdad. Si uno hace un teatro para compartir con los demás se dirige a ellos, y si va a compartir con ellos una carencia que la resuelve a través del teatro, lo lógico es que cuando manifieste sus carencias sean las de la sociedad y no las propias.

-¿Por qué no hay más bueros, sinisterras, sastres, pinters, bretchs..., acaso no les dejan? -Ese tipo de autores existen pero los han dejado a un lado. Pinter o Bretch tuvieron un reconocimiento público que consiguió que mucha gente los conociera. Hoy quizá hay pocos que se interesan por lo que vale la pena. Hoy todo lo que sale en televisión suele acabar con esa coletilla de: 'solo por tantos euros'.

-¿La sociedad no tiene ganas de pensar más de lo que le corresponde después de ver cómo está el mundo y su propio entorno?

-Seguro. Pero porque una determinada moral nos ha enseñado que el confort o tener más de lo que necesitamos se han convertido en ideales de vida mientras que los valores éticos les parecen un rollo.

-Aún así, se llenan las salas

-Hablar de los millones de personas que asisten es solo una forma de entenderlo. Pero otra forma de verlo es preguntarse qué relación tiene con las esperanzas escondidas de los seres humanos, y entonces está bastante mal. Y hay mucha gente a la que le va mal, pero no lo cuenta. Es cierto que el teatro es entretenimiento, pero a mí me interesa la rebelión interior.

-Le han concedido el premio Max de la SGAE en reconocimiento a una trayectoria ¿Qué es su trayectoria?

-Soñar que he estado integrado dentro de un proyecto de vida pequeña burguesa y darme cuenta de que la vida es otra cosa; tan dura, tan problemática, tan apasionante.

-¿Ha tenido tentación de abandonar?

-Estoy contento e incluso lo que sale mal forma parte de la vida. Cuando salí de Valencia me hice un proyecto y creí que no sería posible. Al final he trabajado y he organizado proyectos en 45 países. Vivir la realidad histórica en ciudades como Ramala, Sarajevo, Jerusalén y tantas otras, vivir todo eso...

-¿Qué le ha faltado?

-Me faltarán años para vivir más y poder seguir adelante.

-¿Qué revolución está pendiente?

-La fundamental: ver el mundo y contarlo. Mayor Zaragoza acaba de publicar un libro que se titula El delito del silencio. Y, efectivamente, el gran problema es los millones de seres humanos que están callados porque creen que el mundo es así. Lo ocurrido ahora en los países árabes es un ejemplo. La gente joven y no tan joven de allí ha visto que el mundo no es como se lo habían contado y para ellos puede ser también de otra manera.

-¿Tiene mucho por publicar?

-Tengo listo un nuevo libro muy voluminoso que se llama El Siglo XXI, la evolución necesaria. Son textos para conocer lo que somos, reflexiones teatrales y políticas.

-¿La crítica actual reflexiona realmente sobre teatro?

-El problema es que no hay espacios de reflexión teatral. No se trata de que la crítica sea buena o mala. Incluso en épocas peores la crítica tenía una presencia, como el teatro universitario, el de cámara, el teatro independiente. Todo eso formaba un espacio de reflexión y de creación que en estos momentos no existe.

-Quizá porque todo es espectáculo.

-O porque hoy todo es dinero.

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