Como ya intentó transmitir en su visita a la cumbre de eólica marina organizada por GOE Asime en Galicia pocos días después de la aprobación de los planes de ordenación del espacio marítimo, los POEM, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica insistió ayer en que la planificación de los usos y actividades en aguas españolas es “un paso importante, garantista, pero solo un primer paso” de lo mucho que queda por hacer para el desarrollo de las instalaciones offshore.
Esta vez desde la tribuna del Congreso de los Diputados tras la solicitud de comparecencia del BNG y la CUP para abordar la elección de las zonas aptas para parques “sin atender a las demandas de los principales sectores afectados” y “sin contar con los informes necesarios sobre el impacto socioeconómico ni medioambiental”, Teresa Ribera defendió “el principio de precaución, el principio de proporcionalidad y la información disponible” como guías de los POEM. “Los planes únicamente identifican o acotan los espacios en los que son posibles ciertos procesos o usos, pero cada proyecto necesita su tramitación específica y evaluación de impacto —remarcó—. Solo los ambientalmente viables saldrán adelante”.
El diputado nacionalista gallego Néstor Rego da por hecho que la eólica marina despierta “un rechazo mayoritario en Galicia” y “unánime, sin duda, en el sector pesquero” por “las consecuencias” para los ecosistemas marinos y los caladeros. No hay compatibilidad posible, según el representante del BNG, porque “los pescadores portugueses aseguran que el parque de Viana do Castelo, con solo tres aerogeneradores, supuso la desaparición de la pesca en toda la zona”.
Rego admitió que los POEM no implican la autorización a ninguna instalación, “pero abre la puerta a los polígonos industriales de generación eléctrica en nuestra costa”. “Viene a ser la gota que colma el vaso de un boom eólico depredador que afecta a Galicia y que ustedes impulsan e incentivan eliminando controles ambientales y la participación ciudadana para mayor beneficio de las grandes empresas de oligopolio eléctrico”, aseguró.
Frente a las acusaciones por falta de diálogo, Ribera esgrimió la nómina de administraciones, entidades y sectores consultados durante el proceso. “Todas las observaciones se atendieron e integraron”, defendió, “y no ha sido una tarea sencilla porque incluso organismos de un mismo gobierno autonómico mantenían posiciones contradictorias entre sí”. Solo quedó una petición fuera, según la ministra: “La del no a todo”. Las áreas aptas para los parques offshore pasaron de uso prioritario para energía a lugares de alto potencial. Los 8.000 kilómetros cuadrados inicialmente reservados mermaron hasta los 5.000, “solo el 0,46%” del litoral del país. “Todas las zonas de la demarcación noratlántica”, recordó Ribera, en referencia al litoral gallego, “se redujeron”. Falta el marco normativo que regirá las subastas de espacios y el análisis de cada proyecto en concreto, donde se primarán beneficios sociales y “maximizar” la convivencia con la pesca. “Ocuparían una parte pequeña de las zonas delimitadas”, avanzó la ministra.
La apuesta por llevar la eólica al mar es irrenunciable en un contexto de transición energética, teniendo en cuenta, subrayó la ministra, que los recursos pesqueros son una víctima más del cambio climático. “Necesitamos generar espacios de convivencia y el espacio de convivencia que generan estos planes son una garantía para todos, pero, sobre todo, para el sector pesquero. No tengan la menor duda. Para los ecosistemas en primer lugar y para el sector pesquero a continuación”, insistió.