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Otro plan de contingencia

Otro plan de contingencia

El sector pesquero gallego tiene un largo historial de planes de contingencia. Alguno solo ha servido para engañar el hambre de soluciones. Y ahora se piensa en aplicar otro a la vista de las escasas posibilidades de pesca que para los barcos de Galicia deja el fallo del Tribunal de Justicia de la UE sobre el pacto con Marruecos.

La Secretaría General de Pesca pretende poner la venda antes de que la herida se agrande, sin caer en la cuenta de que el pesquero es un sector más que escarmentado y harto de medias tintas y acciones paniaguadas. Alberto López-Asenjo anunció un plan de contingencia para los barcos españoles "eventualmente afectados" para evitar que "en el futuro" se pudiera producir "ningún impacto socioeconómico en el sector que faena al amparo" del acuerdo euromarroquí. Incluiría la reubicación de los barcos en otros caladeros o la tramitación de ayudas para paradas temporales. Eso sí, el objetivo primordial es que los barcos puedan seguir faenando.

Lo que no dice el secretario general de Pesca es en qué caladeros cree que se puede recuperar una flota excedente por decirlo de algún modo de las aguas marroquíes del antedicho acuerdo.

No hay caladeros alternativos para esos barcos, por más que España apueste por continuar con el curso normal de las conversaciones para la renovación del pacto pesquero. La sentencia europea deja la puerta prácticamente cerrada a la flota gallega que hasta ahora pescaba en aguas del Sáhara occidental.

Hablar de prudencia es prolongar la sequía de soluciones decididas en el seno de la UE. No sé qué es lo que otorga al Gobierno español esa tranquilidad que dice se deriva del comunicado al respecto de la alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y el ministro de Asuntos Exteriores marroquí. La sentencia no es sino un portazo a las posibilidades de pesca, por más que se reconozca el beneficio para ambas partes de esa "relación de cooperación en materia pesquera" mostrada por los firmantes del acuerdo.

No sé a usted, lector, pero a mí, particularmente, que el Gobierno español hable de la aplicación, si es necesaria, de un plan de contingencias, me retrotrae en el tiempo y me sitúa en circunstancias de amarre de barcos y vivir muchos lunes al sol en los puertos.

Ojalá me equivoque.

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