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Sonia El Hakim Experta en análisis de conducta, forma a agentes de las fuerzas de seguridad

"Una persona dice en una conversación de diez minutos una media de tres mentiras"

"La entrevista cognitiva es una forma de conseguir el mejor testimonio posible de un testigo o un sospechoso"

"Una persona dice en una conversación de diez minutos una media de tres mentiras"luisma murias.

Dejó su vida de empresaria, tras 18 años dirigiendo entidades, para dedicarse a su verdadera pasión: analizar la conducta de las personas a través de su comunicación no verbal. Sonia El Hakim (Valencia, 1975), certificada por el prestigioso Criminal Profiling and Behavioral Analysis International Group, imparte formación a agentes de las fuerzas de seguridad.

-¿En qué consiste la formación que imparte a los agentes?

-Es una formación muy práctica y enfocada a su aplicación inmediata, tanto en sus patrullas diarias como en los interrogatorios. Hablamos de emociones, de ira y de agresividad. También de la detección de mentiras.

-¿Es posible predecir que alguien va a actuar con ira o agresividad o a cometer un delito por sus gestos?

-El estudio del comportamiento no verbal contempla muchos canales expresivos, no sólo los gestos. Estudiamos la expresión facial, la próxima (cómo se mueven los individuos en el espacio, qué distancias guardan, dónde se sientan...), la háptica (el canal que estudia el tacto), la oculesia (hacia donde miramos), la postura, el paralenguaje (todo lo relativo a la voz excepto las propias palabras), la pupilometría, la fisiología, etcétera. Como ve, si llegamos a tener en cuenta toda la información que nos proporcionan los diferentes canales expresivos, seremos mucho más habilidosos a la hora de detectar determinados comportamientos de riesgo. Eso no significa que tengamos una bola de cristal y adivinemos el futuro. Pero sí podemos entender mucho mejor el estado emocional de una persona y predecir que puede haber un riesgo de agresión.

-¿Cuáles son esos gestos que identifican la peligrosidad de una persona?

-Hablaría de peligrosidad de conductas más que de personas. Si bien es cierto que cuando se juntan determinados rasgos biológicos con aprendizajes de conductas violentas, esa mezcla puede ser fatal. Todos, en un momento dado, podemos ser peligrosos. Piense en cualquier animal que se ve acorralado sin posibilidad de huir. Lo más probable es que inicie la lucha como mecanismo de defensa. En este sentido, debemos fijarnos, más que en gestos concretos, en la tensión en todo el cuerpo: un puño cerrado, una mandíbula apretada.

-Continúe.

-También la expresión facial, y, más concretamente, las microexpresiones faciales nos darán pistas acerca de las emociones de ira o miedo. Las microexpresiones son expresiones faciales inconscientes, muy rápidas, que aparecen cuando no queremos que se note cómo estamos en realidad. Si sabemos leerlas, tendremos mucha información.

-¿Cómo proceder si en un secuestro las conversaciones son por teléfono?

-En ese caso perdemos mucha información no verbal. Sin embargo, aún nos quedan dos canales de comunicación: el canal verbal y el paralenguaje. La Unidad de Análisis de Conducta de la Policía Nacional tiene un protocolo para las llamadas telefónicas. Son capaces de detectar incongruencias en un caso analizando las llamadas que se han hecho por teléfono. Se fijan tanto en el contenido verbal como en el paralenguaje.

-Los detectores de mentiras no son infalibles. ¿Una entrevista cognitiva sí lo es?

-Efectivamente, a fecha de hoy, no hay aparato, por sofisticado que nos pueda parecer, que detecte una mentira, puesto que miden cambios en la fisiología asociados a la emoción del miedo. No obstante, el miedo puede estar presente también en una declaración sincera. La entrevista cognitiva no es una detección de mentiras en sí, pero ayuda. Se trata de una forma de entrevistar a un testigo o a un sospechoso de manera que se consiga el mejor testimonio posible: abundante en detalles y fiable.

-Hay personas más habilidosas para la mentira que otras. ¿Hay rasgos fiables que permiten desmontarla?

-Es cierto que hay personas más hábiles para mentir que otras. Pero no sólo depende de la habilidad individual de cada uno, sino de la situación. La misma persona, en una situación en la que le da igual el hecho sobre el que está mintiendo o las consecuencias de ser pillado mentirá mucho mejor que si se juega mucho en esa mentira o las consecuencias son muy graves si le pillan. En cuanto a los rasgos fiables, no hay uno sólo. No existe el gesto de mentira. Hay un montón de indicadores que hay que comprobar meticulosamente, con rigor y metodología, para poder detectar la mentira.

-¿Cuáles son los signos no verbales que permiten detectar la mentira?

-Se trata sobre todo de detectar la incongruencia entre la emoción esperada (lo que nosotros esperamos ver en esa situación) y la emoción presentada (lo que efectivamente muestra el sujeto). Por ejemplo, en un caso de secuestro de un menor, la madre hace un llamamiento en los medios para que le devuelvan a su hijo. Aparentemente está afligida y se seca aparentemente las lágrimas pero lo cierto es que es incapaz de realizar la expresión facial prototípica de la tristeza. ¿Lágrimas sin tristeza? Está simulando la emoción, porque resulta que es ella quien ha matado a su hijo y está intentando evitar el castigo. Veremos algunos ejemplos de esto que acabo de explicar en el curso.

-¿Tratar de ver a través de las personas no les roba intimidad?

-Le aseguro que no más intimidad de la que te roba el banco cuando te pide todos tus datos, ingresos o propiedades para financiarte una televisión. Aquí no se trata de otra cosa más que de entender mejor a los demás y cuanto mejor nos entendamos, mejor convivencia tendremos.

-¿Los políticos mienten más que hablan?

-Le voy a dar un dato: Robert Feldman, uno de los investigadores más sobresalientes en la detección de mentiras, hizo un estudio en 2002 en el que concluyó que una persona dice una media de tres mentiras en una conversación de diez minutos. Pero ojo, la conversación era una simple presentación ("hola, me llamo tal y me dedico a esto o lo otro"). Es decir, los sujetos no ganaban nada con la mentira, porque tampoco pensaban volver a ver a su interlocutor nunca. Esto significa que cuando nos estamos jugando mucho, esa frecuencia será mayor. Así que no sólo los políticos mienten más que hablan. Cualquiera de nosotros también. Por cierto, un último dato: técnicamente hablando, omitir toda o parte de la verdad también es mentir.

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