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Patrullas integrales vigilan las vías gallegas

Los motoristas de la Guardia Civil de Tráfico refuerzan desde esta semana los controles de velocidad con la puesta en marcha de seis mini-radares láser portátiles, uno por provincia y otros dos más en A Coruña

Patrullas integrales vigilan las vías gallegas

La Dirección General de Tráfico (DGT) se ha propuesto combatir la accidentalidad y ha recurrido a las nuevas tecnologías para mejorar las estadísticas. Si desde el aire el helicóptero Pegasus contará con el apoyo de drones que desde este fin de semana se probarán en algunos puntos de la geografía española, en tierra no solo vigilan el exceso de velocidad en las carreteras gallegas los 40 radares fijos señalizados, los de tramo y los coches camuflados.

Desde esta semana ya están operativos en Galicia los seis radares móviles láser -uno por provincia y otros dos más en A Coruña pero para controlar toda la comunidad- que los agentes de la Guardia Civil de Tráfico pueden llevar en cualquiera de las 80 motos de última tecnología que se distribuyeron a finales del año pasado. Y también complementarán el operativo del Puente de Mayo con la previsión de más de 669.000 desplazamientos en las carreteras de Galicia hasta el martes. Los mini-radares Velolaser, los etilómetros y los lectoresde droga portátiles que llevan estas motos conforman una patrulla integral que funciona de forma autónoma sin necesidad de apoyo de los equipos de atestados, "aunque funcionen igual en controles convencionales". Así una sola patrulla puede hacer "una vigilancia integral".

La velocidad es una de las principales causas de la accidentalidad y este dispositivo "menos visible" llega a vías donde los vehículos camuflados no pueden acceder. El Velolaser es un aparato versátil que puede instalarse en cualquiera de los vehículos policiales, en un trípode o acoplado de forma magnética y ocultos en los guardarraíles de la carretera para "intentar reducir la velocidad en tramos de riesgo". Uno de los motoristas de la Guardia Civil destinados en el sector de Tráfico de Galicia explica que al funcionar de forma "inalámbrica" no necesita suministro eléctrico para alimentar su batería como en los convencionales.

En las motos de la Guardia Civil se puede transportar el aparato a cualquiera de los 127 tramos que debido a su elevada accidentalidad están controlados por cinemómetros móviles. Tanto en el curso de formación que recibieron todos los efectivos como en los días que pudo probarlo, el agente comprobó "su versatilidad, operatividad, capacidad de movilidad, fácil manejo y gran efectividad".

Los nuevos radares captan velocidades de hasta 250 kilómetros por hora a una distancia de 15 a 40 metros y en los dos carriles en ambos sentidos de la circulación. No es necesario que el agente esté físicamente en el mismo lugar que el dispositivo porque pueden controlarse de forma telemática desde una tableta, un smartphone o un ordenador portátil con acceso a conexión Wi-Fi o a redes de datos 3G y 4G. De hecho, cuando el Velolaser detecta la infracción, como la grabación se hace "en tiempo real", los agentes reciben la comunicación de forma automática y "pueden sancionar o no al conductor en el momento". La opción de pararlo in situ evita que el infractor identifique a otra persona para no perder puntos del carné. Y complica la comunicación entre conductores a través de aplicaciones móviles porque "cuando se avisa el Velolaser al ser tan fácil de desmontar y transportar ya no tiene por que estar en ese lugar". Son controles más dinámicos.

Los nuevos radares láser tampoco pueden detectarse con los inhibores ilegales que llevan algunos automovilistas para rastrear su localización. Así, se busca que el conductor no pise de más el acelerador y "tenga la sensación de que en cualquier lugar puede haber un cinemómetro". "Lo importante es que la gente viaje segura porque no son iguales las consecuencias de un accidente de tráfico si se circula a 180 km/h que respetando los límites de la vía", señalan desde el sector de Tráfico de la Guardia Civil. "No es un mecanismo recaudatorio porque la multa es lo de menos. El problema son las consecuencias de un accidente grave. No compensa correr", añaden.

El software del dispositivo permite distinguir -explican- entre vehículos ligeros y pesados. Una vez que el mini-radar identifica si es una moto, un turismo con o sin remolque, una furgoneta, un camión o un autobús, determina si es infracción según la velocidad máxima fijada por ley para cada uno. Hasta ahora los vehículos en el sector de transporte se libraban de la sanción a pesar de circular a más de lo permitido para ellos porque la velocidad de disparo del radar era la aplicada a todos los vehículos, salvo algunos que detectan su tamaño y la matrícula. "A una furgoneta que no puede ir a más de 90 km/h por autopistas o autovías a partir de 98 km/h el Velolaser detecta la infracción, mientras que antes podían llegar a hasta a los 128 km/h, sin que el radar se disparase, el margen para los turismos que tienen estas vías limitadas a 120 km/h" aclaran.

Además de la velocidad, la circulación bajo los efectos del alcohol y las drogas son otros de los factores que más inciden en la accidentalidad. Por eso, las motos de la DGT están adaptadas para trasladar los Velolaser y un kit con detectores portátiles para hacer test de alcohol y drogas. De esta forma, se pueden hacer varios controles a la vez en distintas vías o en la misma. Mientras el Velolaser está funcionando, el agente puede realizar pruebas de alcoholemia y narcotest al tiempo que recibe información de las infracciones de exceso de velocidad.

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