A Penouqueira es un pequeño monte que se sitúa en las proximidades del casco urbano de Arteixo y que presenta una curiosa particularidad: en su momento quedó parcelado y se llegaron a ejecutar diversas calles con sus correspondientes servicios, como alumbrado o alcantarillado, pero nunca se llegó a construir en estos terrenos debido a su elevada pendiente. En su lugar, ante el abandono, crecieron muchos árboles y también mucha maleza. Recientemente, la Xunta, propietaria de esta bolsa de suelo, procedió a la retirada de la vegetación, lo que ha convertido a este lugar en un mirador desde el que poder contemplar buena parte del núcleo urbano.
El Concello detalla que requirió al Gobierno gallego que procediese a la limpieza de esta zona debido a la abundante presencia de vegetación. A finales del pasado año se cumplió esta orden, lo que dejó vía libre a estas nuevas vistas. Desde aquí se pueden vislumbrar puntos como A Catuxa, Candame, parte del polígono de Sabón, la zona escolar o el propio centro de la capital municipal. Entre las construcciones visibles desde este monte destacan la gran cubierta del campo de la fiesta, y el inmueble que alberga la guardería, centro de día y residencia de mayores que la Fundación Amancio Ortega construyó y donó al Ejecutivo autonómico.
La Xunta ejecutó ya hace años las calles de esta urbanización de A Penouqueira, en la que estaba prevista una zona residencial distribuida en varias manzanas, en las que estaban proyectados varios bloques de viviendas. La elevada pendiente que presenta este lugar frustró esta iniciativa.
Hace 13 años la Xunta intentó reactivar la construcción de viviendas a través del Plan Sectorial de Vivenda. Su proyecto de levantar 217 pisos protegidos se encontró con la oposición del Concello y la pendiente. El terreno tiene una pendiente en sus accesos de más de un 20%. El Ejecutivo municipal insistía en aquel momento que incumpliría la ley de accesibilidad.
En 2015, el Gobierno gallego confirmó que estudiaba la venta de los terrenos que tiene en A Penouqueira para construir viviendas de promoción pública en otro lugar con los ingresos que obtuviese de esta operación. Nada se supo en los años posteriores.
Han transcurrido más de 30 años desde entonces y esta iniciativa no se ha hecho realidad. En estas calles llegó a haber farolas e incluso letreros con los nombres de las calles. Sin embargo, en la actualidad apenas quedan rastro de ellos debido a actos vandálicos. Hace años también llegó a haber algún asentamiento con autocaravanas.