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Evitar la 'huella' del cáncer en la piel

Investigadores del Inibic coruñés, premiados por el desarrollo de fármacos para prevenir los efectos dañinos de los tratamientos de 'quimio' y radioterapia en el tejido cutáneo

Evitar la 'huella' del cáncer en la piel// La Opinión

Los pacientes con cáncer que se someten a quimio y/o radioterapia sufren con frecuencia alteraciones en la piel que merman su calidad de vida y que incluso pueden derivar en otras complicaciones a nivel clínico, como problemas de cicatrización e infecciones, cuando esas terapias se administran como tratamiento primario, es decir, antes de una cirugía oncológica. Conscientes de esta realidad, el grupo CellCOM del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Inibic), que lidera María D. Mayán, en colaboración con la Unidad de Mama del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), con Benigno Acea a la cabeza, y el Servicio de Dermatología, que dirige Eduardo Fonseca, está llevando a cabo un proyecto de investigación dirigido al desarrollo de fármacos capaces de solucionar muchas de las patologías cutáneas que terminan por desarrollar estos enfermos.

El trabajo de los investigadores coruñeses, que cuenta además con la participación de la Universidade da Coruña (UDC) y del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria de Madrid, acaba de ser reconocido con uno de los Premios de Transferencia Tecnolóxica de Galicia que convocan, cada año, la Real Academia Galega de Ciencias (RAGC) y la Axencia Galega de Innovación. En concreto, el grupo CellCOM del Inibic se ha hecho con el premio Francisco Guitián Ojea a la mejor tecnología aún no transferida pero susceptible de ser aplicada al sector empresarial. También han sido galardonados un sistema de visión artificial capaz de detectar conductas irresponsables en el control de la Covid-19, desarrollado por una spin-off de la Universidade de Vigo (Uvigo), reIEYEble; y una laca de uñas medicamentosa creada por un equipo de la Universidade de Santiago (USC). Todos recibirán una dotación, en metálico, de 6.000 euros.

"Tanto la quimio como la radioterapia son tratamientos fundamentales en los procesos oncológicos, pero tienen efectos secundarios. A nivel cutáneo, producen alteraciones celulares, entre las que se incluyen mutaciones y procesos como la senescencia, en el que la célula envejece y deja de dividirse de manera permanente, pero no se destruye. Con el tiempo y con estos tratamientos, incrementa el número de células viejas (senescentes) que se acumulan en los tejidos del cuerpo. Estas células son activas y liberan moléculas que causan inflamación, alteran a las células sanas vecinas y dificultan la regeneración del tejido, en este caso, la piel", apunta la investigadora María D. Mayán.

La piel está compuesta por varias capas entre ellas, la dermis y la epidermis. "En la dermis, hay un tipo de células, llamadas fibroblastos, que participan en multitud de funciones y en los procesos de regeneración y cicatrización de ese tejido", explica la coordinadora del grupo CellCOM. "Durante nuestra investigación, comprobamos que en las muestras de piel de pacientes con cáncer de mama sometidas a quimio y radioterapia había una acumulación de fibroblastos senescentes. Decidimos entonces empezar a probar moléculas para ver si éramos capaces de eliminarlos, con el objetivo de facilitar la regeneración normal de la piel y evitar enfermedades cutáneas asociadas a su acumulación. Así, encontramos dos fármacos senoterapéuticos -denominados así porque su diana son las células senescentes- que, combinados, son capaces de restaurar la función normal de los fibroblastos", especifica Mayán.

Los investigadores coruñeses tienen registradas ya dos patentes de esa combinación de fármacos senoterapéuticos, una nacional y otra europea, y cuentan con el apoyo de la Axencia de Coñecemento de la Consellería de Sanidade (ACIS), que les ha concedido una ayuda para poder establecer contacto con empresas farmacéuticas interesadas en transferir esa tecnología. "Además, estamos ultimando un preacuerdo con una farmacéutica española para probar esa molécula en modelos animales. Esta compañía se comprometería, también, a gestionar su paso al mercado farmacéutico. Están muy interesados en comercializarla lo antes posible, pero todavía tenemos que llevar a cabo los ensayos preclínicos", indica María D. Mayán, quien subraya que el radio de acción de ese tratamiento, una vez en el mercado, sería muy amplio. "Podría beneficiar a cualquier paciente oncológico sometido a quimio o a radioterapia. Nuestra diana terapéutica es la senescencia, y la acumulación de células senescentes es una de las causas que explican parte de las alteraciones que se producen en la piel de pacientes oncológicos", reitera.

La coordinadora de CellCOM espera que el reconocimiento de la RAGC y la Axencia Galega de Innovación a este proyecto sirva para poner el foco en la investigación más allá de la Covid-19. "Hay muchísimas pandemias, como las enfermedades neurodegenerativas o el cáncer, que producen tantas muertes como la Covid-19. Están ahí, no desaparecieron y no lo van a hacer. Hay que invertir en investigación. Encontrar una cura para el cáncer de mama o para el alzhéimer, por ejemplo, salvaría millones de vidas, pero también ahorraría muchísimo dinero a la sanidad y permitiría a los gobiernos invertir esos recursos en otras áreas. Urge investigar sobre el SARS-CoV-2, por supuesto, pero si paralizamos el desarrollo de conocimiento en otras patologías no vamos a avanzar nada. Al revés, iremos a peor", subraya María D. Mayán, e insiste: "Ahora estamos en una pandemia, pero vendrán otras que necesitarán otro tipo de conocimientos. Lo importante es tener una base que se pueda aplicar en caso de que surja algo que desconocemos. Ahora es la Covid-19, pero en el futuro no sabemos qué va a ser. Cuanta más investigación básica y biomédica de calidad tengamos, más opciones tendremos también para encarar cualquier problema en el futuro", destaca.

Mayán lamenta que "en Galicia, y en España en general", los políticos "vendan la idea de que la investigación es un lujo y que inventen otros" y "para nada es así". "Ahora mismo, con el tema de la Covid-19, nuestro país depende de su capacidad de negociación con otros estados. Dependemos del desarrollo de la tecnología, los fármacos y las vacunas de otros. Lo acabamos de ver con el remdesivir. Si siempre dependes de los demás, dejas de tener capacidad de decisión y tienes que limitarte a comprar y consumir las tecnologías de otros. Estamos en el siglo XXI, no en el XIX. Invertir en investigación es esencial", concluye.

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