Ritmos electrónicos, pop y góspel conviven con la excentricidad que caracteriza al festival
Lágrimas, muchos nervios y un espontáneo que arrebató el micrófono a la representante del Reino Unido, SuRie, marcaron las actuaciones de los participantes en la gala final de Eurovisión, en la que convivieron ritmos electrónicos, pop, góspel y de inspiración regional con la excentricidad que marca al festival.
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