“Hoy te llevas tres, hijo, no está mal”, felicita un padre. “Encontré quince nopis”, dice otro adulto a su pareja tras rebuscar en una caja de cromos repetidos. “¿Tienes a Lewandowski?”, pregunta un niño con la camiseta de Messi en el PSG a otro que viste un chándal del Deportivo. Las postalillas no son cosa del pasado. Quizá ya no se intercambien tanto como antes en el patio del colegio o en el parque, pero aún hay coleccionistas en A Coruña, menores y mayores (o padres y madres que disfrutan tanto como sus hijos), que se dan cita en un punto de encuentro una vez a la semana para cambiar sus cromos repetidos por otros que aún no han pegado en los álbumes: El Baúl de los Recuerdos.
Antes de la pandemia también había cita para coleccionistas los últimos viernes de cada mes, por la tarde, en la librería Azeta en A Cubela. En Riego de Agua, el COVID interrumpió una tradición dominical que había comenzado hace ocho años en El Baúl de los Recuerdos, el bajo que guarda libros y discos de segunda mano, tebeos antiguos y comics modernos y multitud de objetos coleccionables. Pero ha vuelto con fuerza.
“La idea fue de un cliente de hace tiempo que pertenecía a una asociación de coleccionistas, que me propuso un día que podíamos anunciar un momento a la semana para juntar a los interesados en completar colecciones. Probamos y fue un éxito”, recuerda Fernando López, propietario del céntrico negocio, que los domingos solo abre dos horas, de 12.00 a 14.00, para satisfacer la fiebre de los cromos.
Un nuevo hogar para El Baúl de los Recuerdos
Al principio se reunía mucha gente a las puertas de El Baúl de los Recuerdos para cambiar postalillas, ahora no tanta, aunque hay días de “gran expectación”, se sorprende López. Ayer, por ejemplo, a las 12.30 había unos 30 coleccionistas entre niños y mayores, y media hora más tarde casi un centenar. Veteranos y novatos. “Es la primera vez que venimos, buscamos dónde había intercambio y aquí estamos”, explicaba Isabel Fernández. Sus dos hijos y su marido mostraban su álbum de la colección Adrenalyn XL de la liga española de fútbol. “Igual esta es la primera que terminamos. Se pasa bien aquí, esto es divertido”.
A su lado, Luis Miguel Burgos cambia cromos en Riego de Agua por tercera vez junto a otro padre que ha venido más domingos. “Casi completamos la colección de Fantasy Riders”, recuerda mientras su hijo y otro niño se enseñan los cromos repetidos pasándolos de una mano a otra. La de Pokémon o la otra colección de fútbol de Panini también consiguen formar círculos de niños afanados en comprobar sus listas de personajes y futbolistas que aún no tienen y en guardar los nopis en una caja o una bolsa para pegarlos más tarde.
Riego de Agua respira un poco de frikismo los domingos por la mañana gracias a los cromos. Pasan otros vecinos junto a los grupos de coleccionistas y se preguntan a qué se debe tanta gente. Algún turista, llegado ayer en crucero, atrapa el momento con su cámara fotográfica.