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4-3 | Liceo-Calafell: Primer asalto, verdiblanco

El equipo coruñés saca carácter para adelantarse en las semifinales a un combativo rival

4-3 | Liceo-Calafell: Primer asalto, verdiblanco

El Liceo se apuntó el primer punto de las semifinales contra el Calafell, al que venció en un partido muy atrancado, en el que pasó de todo, desde la rotura de un casco, a una roja y tres azules y a una entrada involuntaria de un árbitro que cortó una contra clarísima cuando los verdiblancos buscaban la sentencia. Así que le tocó sufrir, con un César Carballeira que apenas tocó el banquillo pero cuya energía siempre es el timón al que los coruñeses pueden agarrarse. Fue el típico partido que se gana por carácter. Ahora queda otra batalla. En menos de 48 horas. El domingo a las 12.00 horas, segundo asalto, sexto del año.

Con el encuentro previo de baloncesto, los dos equipos tuvieron una preparación atípica. Y con un calentamiento raro, también salió un inicio de partido similar por más que César Carballeira se empeñara en romper el hielo con una cabalgada de una punta a otra de la cancha que a punto estuvo de sorprender al Calafell. Pese a ese intento, el ritmo era trabado y el encuentro tenía que interrumpirse constantemente, como cuando un bolazo quebró el casco de Martí Serra. Tuvo que ponerse momentáneamente el de su compañero Mati Bridge, mientras personal del Liceo corría al vestuario a por uno de repuesto, porque un accesorio tan importante es muy personal y el portero se notaba incómodo.

Mientras, el conjunto verdiblanco acumulaba ocasiones y el Calafell se mantenía a la expectativa, porque también se siente muy cómodo a la contra. La dupla coruñesa formada por Carballeira y David Torres estaba especialmente activa, pero les fallaba el último remate. Siempre pasaba algo que se interponía en su camino para que el disparo no llegara en las mejores condiciones, incluso una bola del 5 fue al palo y otra del 8 se paseó por la línea de gol. Tanto o igual de peligrosa fue la mejor ocasión de los visitantes. En un despiste defensivo, Arnau Xaus se fue por el medio y se plantó frente a Serra, con buena respuesta del portero. Hubiese sido un palo muy duro. Porque en el deporte no cuentan las oportunidades y sí los goles. Y en eso continuaban cero a cero.

Ya hacia la recta final del primer tiempo el partido cogió verdadero ritmo de semifinales y perdió esas imprecisiones, quitándose ambos equipos las legañas. Despertó el gol Bruno di Benedetto, que se dio media vuelta en el área y con un disparo abrió el marcador. Casi lo hace David Torres en una jugada entre coruñeses a la que le faltó muy poco para ser el segundo. Y cómo no, despertó Martí Casas. Necesita muy poco el pichichi para marcar. Por eso lleva 45 goles en lo que va de curso en la competición doméstica. El delantero empato la contienda, pero aún quedaba un capítulo para la primera parte y le tocaba protagonizarlo, de nuevo, a los coruñeses. Con una jugada de Carballeira que la dejó atrás para que Torres, con un remate de malabarista que incluyó varios toques en el aire, rompiese la igualdad justo antes del descanso.

Y, de nuevo, se complicó el encuentro, por factores externos e internos. Poco se puede hacer ante un disparo como el que se sacó de la chistera Jordi Ferrer, directo a la escuadra para poner el 2-2 y que todo tuviera que volver a empezar. Con la complicación extra de que poco después Álex Rodríguez recibió una tarjeta azul con doble consecuencia. Primero, una directa en la que Serra le cortó el camino a Casas. Pero entonces los verdiblancos tuvieron que afrontar dos minutos en inferioridad —y no serían los únicos hasta el final—. Aguantaron y eso les hizo salir reforzados, convencidos de seguir su camino, sin dejarse influir por lo que no podían controlar. El asedio fue continuo. Y el que encontró el premio fue Fabrizio Ciocale. El argentino cogió un rechace de un disparo anterior de Torres y la envió también a la escuadra. Poco después Arnau Xaus vio la azul y Álex Rodríguez mandó la directa a las redes.

Ni con dos goles a favor respiró tranquilo el Liceo. Primero con un penalti. Serra se estiró para parar el tiro del especialista Miras. Y después con una roja al delegado Antón Baldomir. No costó una bola parada, pero sí otros cuatro minutos en inferioridad. Fueron menos, porque el Calafell también vio una azul —que Rodríguez no pudo transformar desde la directa—. Y cuando ya se estaba agotando el tiempo con uno menos, marcó Miras. Quedaban poco menos de cuatro minutos. Los visitantes incluso quitaron al portero para buscar el empate. Hasta el último segundo sufrió el Liceo. Pero mereció la pena. Ya tiene la primera victoria. Le queda una menos.

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