El Deportivo lleva tiempo jugando no solo ante sus rivales, también frente a sus urgencias y sus demonios, y el destino ha querido ponerlo esta tarde en el mismo brete. Si hace un año fue el Albacete y Riazor, esta vez serán el Castellón y Castalia (18.00 horas, InSports/TVG2) las dos variables que se cruzarán en el camino que le debería llevar a Segunda División. Otra vez el 11 de junio y otra vez un duelo a todo o nada cuando las heridas de lo que sucedió hace 365 días siguen abiertas y escociendo. Eso sí, hay otro protagonista que repite, pero que cambia de bando, en el que siempre ha querido estar. Se trata de Rubén de la Barrera.
1-0 | El ascenso del Dépor Abanca tendrá que esperar
El coruñés es la gran esperanza futbolística y emocional, el antídoto ante el fatalismo. Sus palabras llenas de intención y de profundidad aguijonearon hace días, pero estaban destinadas a jornadas como las de hoy. El Dépor debe rebelarse desde la pelota y desde su cabeza y, a partir de esa afición, que inundó hace una semana las calles de A Coruña y que ayer se cogió un bus para cruzar la península a la caza de un sueño. El equipo coruñés pretende desde hoy empezar a reescribir su historia reciente.
Y el escenario que se le presenta le coloca, de momento, con ventaja en la eliminatoria, pero frente a un rival, el Castellón, confiado por lo vivido en la ida. Castalia desea convertirse en un actor más, al igual que lo fue Riazor en la ida, cuando el Dépor flaqueaba y hubo que ayudar a empujar a la red ese remate de Max Svensson.
No se esperan caras nuevas en la apuesta de Rubén de la Barrera, pero sí matices tácticos para activar a Lucas Pérez y Mario Soriano, grises en Riazor, y para no sufrir como en la última media hora del duelo de A Coruña. Lo ocurrido en esos minutos avisa al Dépor, que sabe que debe aprender a dosificarse, a tener algo más la pelota y, sobre todo, a defender a muchos metros de su portería, a ahogar la salida de pelota de su rival. También animó ese tramo de partido al equipo local. La fortaleza del Dépor en Riazor y la condición de mejor conjunto de toda la categoría en casa crearon la sensación en los orelluts de que iban al matadero. No fue así, ni mucho menos. Y ese alivio, a pesar de caer derrotado, es lo que más pesa en su mente en estos momentos. También la mala trayectoria coruñesa a domicilio. Todo les empuja y les añade presión.
Así como en el once coruñés no se aguardan novedades no ocurre lo mismo con el equipo inicial que prepara Rudé. Pablo Hernández y Raúl Sánchez ganan enteros para ser sus apuestas, se podrían quedar en el banquillo unas de las sensaciones de la ida, Kochorashvili, y quien tuvo una oportunidad clara en la ida, Jeremy de León. Castalia decide, otra vez un 11 de junio.