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CULLEREDO

Culleredo reivindica a su naturalista

El Concello organiza en su I Festival de Aves un acto en memoria de Juan Lembeye, pionero en el estudio de las aves en Cuba, divulgador de mejoras agrarias en Galicia y exalcalde del municipio

Culleredo reivindica a su naturalista

"Es un personaje más trascendente en el mundo de la ciencia de lo que se piensa", sentencia el historiador municipal de Culleredo, Carlos Pereira, sobre Juan Lembeye, el naturalista y exalcalde de Culleredo a quien el Concello dedicará un homenaje esta semana, dentro del I Festival de Aves. La iniciativa pretende reivindicar a una figura poco conocida en el municipio pese a que fue descubridor de cinco especies de aves y una subespecie, según las últimas investigaciones históricas, durante su estancia en Cuba, cuando elaboró catálogos de aves e insectos que alcanzaron notable repercusión; experimentó y divulgó mejoras para cultivos agrarios ya a su vuelta a Galicia y defendió desde la Alcaldía de Culleredo sus ideas políticas liberales.

El homenaje llega en el año en que se cumplen dos siglos de su nacimiento, el 21 de octubre de 1816 en Ferrol. Hijo de una familia liberal de comerciantes, medio francesa y medio gallega, el vínculo con Culleredo, donde se asentó al final de su vida, vino por parte de madre.

Los inicios de su actividad profesional se registran a principios de los años 40 del siglo XIX en Cuba, donde trabajaba como ayudante y taxidermista en la Sociedad Económica de Amigos del País, "germen de la Universidad de la Habana", señala el historiador, quien sospecha que emigró a causa de la crisis económica que sufría España. En Cuba realizó novedosos estudios de aves, en los cuales descubrió cinco nuevas especies y una subespecie y que le llevaron a publicar dos libros que tuvieron gran repercusión en Cuba y otros países, aunque no mucha en España. Las publicaciones recogían el fruto de viajes por la isla para recoger aves y su análisis posterior. Después, Lembeye se centró en el estudio de los insectos y, en especial, las mariposas, especie sobre la que publicó una quincena de artículos. El naturalista legó su colección de insectos y sus estudios a su hermano Laureano y el historiador municipal cullerdense sospecha que en la actualidad se encuentra entre el museo o a academia de Bellas Artes y el instituto Eusebio da Guarda, ambos en A Coruña.

De regreso a Galicia, fue elegido concejal de la Corporación local de Culleredo en 1863. Al tiempo, inició sus experimentos para mejorar las técnicas de cultivos como maíz o árboles frutales la explotación que regentaba en el municipio, donde se encuentra el hoy conocido como pazo Lembeye.

El siguiente paso del naturalista del que hay constancia fue su elección en 1868 como alcalde de Culleredo, cargo que desempeñó hasta 1871 en tiempos de la revolución que derrocó a Isabel II y que derivó en 1873 en la primera república, un movimiento liberal y de cambio que concordaba con las ideas de Lembeye, señala el historiador cullerdense.

Al dejar la alcaldía comienza a preocuparse por la mejora de los cultivos, sobre todo del trigo, y publica dos libros, Consideraciones y consejos agrícolas para mejorar las cosechas del trigo en Galicia y perfeccionar sus abonos, de 1873; y La caries, inoculación esporádica de los trigos y medio de evitarla, de 1876.

Junto con su faceta didáctica en materia agraria, Lembeye participaba en exposiciones locales que había en distintas localidades de toda España y que reunían diversas disciplinas, desde artes hasta agricultura o maquinaria. En A Coruña presentó, entre otras cosas, su colección de insectos. "Acaba convirtiéndose en Galicia en un señor muy conocido por la mejora y los avances la agricultura que impulsó", asegura Pereira. El historiador destaca que Lembeye mostró, además, interés en el mundo de la cultura. Como muestra cita su participación como socio fundador de la Sociedad del Folclore Gallego "junto con Emilia Pardo Bazán y otros destacados personajes de la cultura coruñesa de esa época". Lembeye volvería a la Alcaldía de Culleredo en 1889, aunque poco después de retomar el cargo, tras "un par de sesiones", falleció. Fue enterrado en el panteón familiar, junto a la iglesia de Santo Estevo de Culleredo.

"Su memoria quedó a nivel popular. En 1932, cuarenta años después, siendo alcalde Electo Carballo le pusieron su nombre a una calle en Vilaboa" por su trayectoria como "consecuente demócrata, amante de la ciencia y del progreso" y su "estímulo" a los labradores, recuerda Pereira, que prevé ahondar en su figura y escribir un libro.

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