LUCÍA COMENGE

Presidenta del grupo PRIM

"Nos pusimos a fabricar mascarillas y EPI por iniciativa propia"

POR ARMANDO HUERTA

Es mujer, tiene fuerza y es tan joven que se autodefine como millennial. En agosto del año pasado, en plena pandemia, asumió la presidencia del Grupo Prim, una empresa que ha cumplido 150 años de historia al servicio de la salud y que hoy es una compañía de referencia en el suministro de recursos hospitalarios y ortopédicos. Cotiza en bolsa, donde pisa este año el acelerador. Lucía Comenge nos recibe con hospitalidad. Es intuitiva, sociable y empática.

El Grupo Prim, ayudado por su diversificación, no solo mantuvo resultados y plantilla en la crisis de la pandemia sino que, incluso, repartió dividendos
ARMANDO HUERTA. PALMA DE MALLORCA –¿Nota ya la recuperación el Grupo Prim?

–2021 es más bien un año de estabilización y de oportunidades. Han llegado muchas, aunque el año no está exento de incertidumbres. Para nosotros el año 2020 ha tenido unos resultados prácticamente iguales que los del 2019.

–¿Este año crecerán en ventas entonces? ¿esperan beneficios?

–Sí, sí. Hemos estimado en el presupuesto unas ventas de 160 millones, lo que es bastante superior tanto a 2020 como a 2019.

–Pero el despegue es ahora, en el segundo semestre, ¿no?

-2021 empezó como un año con expectativas muy altas, pero vino una ola después de haber estado juntos por Navidad y Filomena tampoco ayudó. El desabastecimiento de materias primas ha complicado la logística y el transporte. El primer semestre fue difícil, pero en línea de lo presupuestado, y en el segundo semestre estamos despegando, sí.

"La acción de Prim está en máximos históricos. Estoy convencida de que tiene muchísimo más recorrido"

–Han mantenido resultados y plantilla, ¿cómo se consigue?

–Diría que gracias a un Consejo y un Comité de Dirección fantásticos, que han estado a la altura. Se han tomado decisiones importantes en momentos inciertos en los que tienes que apoyarte más que nunca en los valores de la compañía. Uno de ellos ha sido creer en las personas para poder salir, en el pistoletazo de salida, con toda nuestra fuerza.

–¿A qué tipo de decisiones se refiere?

–En épocas de crisis se piensa a veces en deshacerse de algún tema, y no. Es al revés, es cuando más te tienes que afianzar. Decidimos mantener a toda la plantilla con la idea también de salir reforzados luego.

–Incluso han repartido dividendos.

-Sí. Nuestros accionistas son los que creen en nosotros. Por eso repartir un dividendo estable es básico para nosotros. Además, repartes el dividendo con el año anterior, con lo que hay que ser previsor y no castigar al accionista.

–Diversificar ayuda en tiempos de crisis...

–Tenemos la suerte de tener unos negocios muy diversos que nos ayudan a mantenernos estables en épocas de crisis. Unos negocios se han comportado mejor que otros, pero en conjunto diversificar nos ha ayudado a sortear la crisis.

"Diversificar nos ha ayudado a sortear la crisis"

–En la fábrica, ¿no pararon las máquinas en ningún momento?

–Lo que nunca paramos -y estamos agradecidos- es a todos los colaboradores que trabajan en la parte de fábrica y almacén. Nunca hemos dejado de estar listos para proveer a nuestros clientes.

–Y fue ahí donde surgió la idea de fabricar equipos de protección, tengo entendido.

–Fueron los colaboradores de fábrica, por iniciativa propia, los que se pusieron a fabricar mascarillas y EPI, no con beneficio, sino para repartir a los centros más cercanos a nosotros. Entre ellos, el Hospital de Móstoles, por ejemplo. Nosotros no fabricamos mascarillas ni EPI, pero lo hicimos durante los meses en los que no había manera de conseguirlas. Después, sí hemos comprado y distribuido mascarillas homologadas, termómetros y demás.

Lucía Comenge, en la fábrica del Grupo Prim, ubicada en Móstoles.
Fotografía: José Luis Roca

–¿No hubo ninguna llamada por parte de las instituciones para pedirles que ayudaran en la producción de este material?

–No. No nos ha llamado absolutamente nadie para ponernos a fabricar las mascarillas. Ha sido iniciativa propia. Se me ponen los pelos de punta solo de pensar la solidaridad que existe entre nuestros colaboradores. Es impresionante.

–Mucho de ese material España tuvo que importarlo y a precio por encima de mercado.

–Sí había capacidad con las empresas españolas. Ahora se han dado cuenta de que nos tienen que ayudar más y que, realmente, desde España se podían haber provisto soluciones mejores y más inmediatas que quizá comprar fuera.

–¿Cómo se han hecho las cosas en España? No ha sido fácil proteger la salud y, a la vez, evitar el desplome de la economía.

–Cuando pides algo en la vida, lo primero que pides es salud. Sin salud, no puedes hacer nada. Una vez que pasaron los meses críticos de la pandemia, había que reactivar la actividad económica, y yo no creo que se haya hecho mal. Se ha hecho con las herramientas que se han ido conociendo y ahora lo estamos viendo: España tiene uno de los porcentajes de población vacunada más altos del mundo. España, en este sentido, ha respondido muy bien.

–¿Y no se plantean abrir una línea de negocio con la gama covid?

–Es algo que se plantea en el Consejo y que nos han llegado a plantear los accionistas: “¿Habéis aprovechado bien la oportunidad siendo una empresa de salud?” Yo creo que sí, pero teniendo en cuenta que somos fabricantes de unas cosas y no de otras. Vendemos ‘tests’ a farmacias, pulsiómetros para medir la cantidad de oxígeno en sangre, etc. Lo hemos aprovechado, pero teniendo cuidado de no incurrir en un exceso de stock.

–El año pasado Prim perdió en bolsa un 11,5%, pero la acción especialmente desde el verano se está disparando en Bolsa, ¿por qué?

–Es un proyecto que ha defendido todo el Consejo, pero especialmente el vicepresidente, Jorge Prim, y yo. Hemos puesto en marcha un plan de recompra con el objetivo de disminuir el capital para dar más valor al accionista, y se ha disparado la acción. Eso es positivo. Los accionistas ven el valor que tiene y no terminan de vender su acción. Saben que es una compañía estable y que reparte dividendo. Creo que no se veía el verdadero valor que tiene esta compañía, que lleva ya 150 años al servicio de la salud de todos los españoles.

"La presencia de mujeres en el Consejo de Prim ha pasado de un 14% a un 44% en dos años"

–Está ahora por encima de los 14 euros, ¿hay margen aún de revalorización? ¿hay recorrido al alza?

–Estamos en máximos históricos, pero creo que el valor de la acción no se quedará ahí. Estoy convencida de que tiene muchísimo más recorrido. Como siga a este ritmo, no vamos a poder finalizar nuestro plan de recompra porque tenía un límite de 15 euros. Nunca pensamos que se alcanzase tan rápido.

–Prim empezó con ortopedia, luego suministros hospitalarios, más tarde rehabilitación, spa, farmacia... ¿hay alguna nueva línea de actividad en ciernes?

–De momento, no. Lo que nos planteamos es hacernos más fuertes en los mercados que ya conocemos bien. Aunque, eso sí, siempre estamos analizando compañías. Recientemente, adquirimos el 100% de Farma+, una compañía de gran experiencia en el campo de la distribución de productos de ortopedia y podología, entre otros, en Portugal. Esta compra viene a reforzar nuestro canal farmacia en ese país.

–Su red de exportación se extiende a más de 75 países, ¿cuáles son sus planes de expansión?

–Donde realmente es fuerte Prim es en España. Exportamos a 75 países, pero los volúmenes son aún bajos. Creemos que, con nuestra fabricación propia -ahí es donde podemos ser competitivos- podemos llegar a volumenes más altos, especialmente en los países que conocemos mejor como Portugal, Francia o Italia. Ahora, solo el 15% es internacionalización.

–Usted toma las riendas de la compañía en plena pandemia: el 7 de agosto de 2020, el año del 150 aniversario del Grupo Prim...

–He asumido la responsabilidad con muchísima ilusión, pero también, sí, en unas circunstancias inéditas e históricas. He tenido muchísimo apoyo del Consejo de Administración y del Comité de Dirección Comercial. Hay que dejarse aconsejar en la toma de decisiones. En mi caso, estudiar muy bien los temas, utilizar el sentido común y saber asesorarse es lo que ha facilitado mi aterrizaje.

–¿No da vértigo liderar una empresa con siglo y medio de historia y en un momento tan complejo?

–No es vértigo. A mí me gustan los retos. Me he sentido preparada. Creo que tengo la formación, la capacidad y, luego, la gente alrededor para ayudarme. No lo hago sola. Lo hago con Jorge Prim, con el Consejo, con el Comité e, incluso, con mi padre (José Ignacio Comenge), detrás. Está siendo un reto que exige muchas horas de trabajo, mucho esfuerzo personal, pero con la gran recompensa de saber que estás al servicio de la salud más que nunca. Jorge es un ‘generación X’ y yo, una millennial. Estamos muy ilusionados y tenemos grandes proyectos por delante para poner la compañía a la vanguardia de un mundo muy competitivo y global.

–El acceso de la mujer a los más altos puestos directivos sigue siendo una asignatura pendiente.

–Prim es un ejemplo en ese sentido. La presencia de mujeres en su Consejo de Administración ha pasado de un 14% a un 44% en apenas dos años. No me puedo sentir más orgullosa de la oportunidad que se da a las mujeres ahora mismo. Yo creo en la igualdad de oportunidades. La irrupción de la mujer se ve todos los días en las universidades, en el acceso a los puestos de trabajo; aunque es verdad que en los puestos de gran responsabilidad se está empezando a ver ahora. Venimos de un contexto en el que a la mujer no se le han dado esas oportunidades.

–Favorecer la conciliación laboral es esencial en ese sentido...

–En pandemia la productividad ha sido excelente trabajando desde casa. Creo en todas las facilidades que podamos dar de conciliación y teletrabajo, aunque midiendo por supuesto la productividad. Yo creo en las personas, ¿por qué no dar oportunidades si se demuestra que hay productividad?

En cifras:
  • 147,3 M DE FACTURACIÓN
  • 6,9 M BENEFICIOS
  • 2 FÁBRICAS
  • 75 PAISES
  • 2.962 PROVEEDORES
  • 586 EMPLEADOS

EN CLAVE PERSONAL

Su padre, un referente

De casta le viene al galgo. Lucía Comenge ha heredado de su padre, José Ignacio, una clara vocación empresarial. De su mano y, desde pequeña, ha sentido y vivido en casa la pasión por el mundo de los negocios.

Ella lo admira profundamente: “Aprendo todos los días de mi padre. Es un gran hombre. Tenemos una relación muy buena. Es una maravilla poder trabajar con él. Me gusta la meticulosidad con que estudia los temas, su tesón, su sentido común y la energía que tiene, ¡es incansable!”

Lucía Comenge cree en un modelo de gestión en el que la gente se sienta escuchada y valorada. Cree “muchísimo” en el ser humano. Es habladora y se considera accesible.

Dedica el tiempo libre a su familia y a sus perros. Le gusta la psicología y le encanta rodearse de “gente con mentes despiertas e inquietas”.

Se ha aficionado últimamente a la bicicleta eléctrica y adora también viajar, especialmente a Mallorca, una isla de la que está enamorada y a la que se acerca a menudo con su marido.

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