El emperador Akihito y la emperatriz Michiko visitaron ayer la tumba del antiguo emperador Hirohito, una semana antes de que abdique como soberano de Japón. El emperador, de 85 años, rezó en el mausoleo de su padre, en el Cementerio Imperial Musashino. La visita se enmarca en una serie de ceremonias y rituales para su abdicación.