La investigación interna iniciada por la Ópera de Los Ángeles días después de que nueve mujeres acusaran a Plácido Domingo de abuso sexual es, probablemente, la consecuencia más importante de la cascada de alegaciones contra el tenor español, aunque sus posibles resultados son una incógnita.

La organización que el músico capitanea desde hace 16 años contrató los servicios de una abogada para ejecutar una investigación "independiente y exhaustiva"; que se mantiene bajo secreto y cuyos detalles y alcance se desconocen, más allá de que la institución toma las alegaciones contra Domingo "extremadamente en serio".

La decisión supone, por un lado, que la organización que el tenor dirige desde 2003 examinará la actitud de Domingo hacia sus compañeras de profesión, puesta en duda ahora también por varios empleados entre bastidores que, de forma anónima, aseguran que el comportamiento del director era un secreto a voces. Pero, por otra parte, el carácter privado de la pesquisa no garantiza que el público vaya a conocer finalmente la gravedad de las acusaciones, que Domingo niega con vehemencia a pesar de que en los últimos días más mujeres que han trabajado con él se han sumado a la denuncia pública.

Este tipo de investigaciones internas ya se han puesto en práctica ante casos similares en otras compañías, universidades o estudios cinematográficos sin que sus resultados hayan salido a la luz. Sirven como guía u orientación para que la organización tome medidas, modifique dinámicas de trabajo o para que in extremis anule el contrato de los individuos cuyas actitudes se hayan demostrado nocivas. Casi ninguna ha derivado en consecuencias legales.

Una de los casos más parecidos al de Domingo fue la pesquisa iniciada en 2016 por los estudios 21st Century Fox cuando el entonces presidente de su canal de noticias Fox News, Roger Ailes, recibió denuncias de abuso sexual en el trabajo.

La compañía contrató a un bufete de abogados para examinar el caso de forma interna, pero a los diez días Ailes renunció a su puesto, recibió una compensación de 40 millones de dólares (36 millones de euros) por su salida y una carta pública que agradecía su contribución, sin mencionar las acusaciones.