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Editorial

Clamor para recuperar el eje ferroviario A Coruña-Ferrol

Una decena de municipios entre A Coruña y Ferrol se han rebelado contra el abandono y la escasa frecuencia de servicios en la línea ferroviaria que enlaza el norte del eje atlántico entre ambas ciudades coruñesas y acaban de firmar una declaración institucional conjunta en la que reclaman su revitalización a las administraciones, significadamente el Gobierno y la Xunta.

La ansiada recuperación de este eje ferroviario, que conecta un área urbana que supera el medio millón de habitantes, sería además una oportunidad de oro para que el área metropolitana coruñesa se dotase de un verdadero sistema de tren de cercanías del que ahora carece y que se convertiría en una eficaz alternativa al coche privado para acceder a la urbe coruñesa.

Se da la paradójica circunstancia de que a diario parten de la estación coruñesa de San Cristóbal doce trenes con destino a Ourense, mientras que solo la mitad lo hacen hacia Ferrol. Y con unos intempestivos horarios que no permiten conciliar idas y venidas para los usuarios del área metropolitana. Un ejemplo de ello es que de esos seis servicios, uno para solo en Betanzos y Pontedeume, en el caso del tren de las 08.45 horas, y solamente en Betanzos en el caso del que parte a las 14.58.

La ausencia de una conexión ferroviaria más moderna y eficaz tiene un negativo impacto en la economía de A Coruña y Ferrol. Un reciente informe elaborado por las universidades gallegas asegura que la precariedad de horarios del tren de cercanías no solo resta oportunidades de movilidad a los habitantes de las comarcas de A Coruña, Eume y Ferrol, sino que también reduce la competitividad económica de la zona. El estudio se hacía eco también de la discriminación padecida por el tramo entre A Coruña y Ferrol, en comparación con el resto de conexión atlántica, que conecta con Vigo. Es tal la diferencia entre las dos situaciones de Galicia que un usuario de A Coruña tiene mayor facilidad para desplazarse a Vigo que a Ferrol vía ferrocarril, aunque la periferia de la ciudad departamental pueda ser observada desde el monte de San Pedro de A Coruña, denunciaba.

Ferrol, que desde hace años vive inmerso en una crisis económica y demográfica, fía parte de su futuro a la mejora de la conexión por tren con A Coruña, ciudad con la que comparte Universidad. El campus de Elviña, de hecho, es uno de los apeaderos de esta conexión, que podría acercar a muchos estudiantes de las tres comarcas a sus facultades en los campus de Elviña y A Zapateira si hubiese un mayor número de frecuencias.

En este tema llueve sobre mojado. La reordenación de frecuencias aprobada a principios del año pasado por Renfe en la línea ferroviaria que une A Coruña y Ferrol ya había soliviantado a los ayuntamientos del área coruñesa, sin distinción de color político. Los recortes en la línea y la implantación de unos horarios intempestivos, con salidas a las 5.55 y las 13.25 horas hacían prácticamente inviable su uso para desplazamientos laborales o por estudios, debido también a la falta de líneas de vuelta a horas demandadas.

Los cambios fueron cuestionados por miles de usuarios que firmaron a través de la plataforma Change.org un manifiesto en demanda de horarios asequibles y de inversiones para la mejora de La línea. Los alcaldes de la comarca coruñesa dejaron en esa ocasión a un lado las siglas para crear un frente común que evite la extinción de este centenario itinerario ferroviario y apostaron por convertirlo en un servicio de cercanías que conecte a una de las áreas urbanas más pobladas de Galicia.

El pleno municipal coruñés aprobó en febrero de 2016 por unanimidad reclamar a Fomento y Xunta la modernización de este corredor ferroviario con la electrificación de los ramales y el uso de la tarjeta de transporte metropolitano.

Los regidores de los municipios del área coruñesa recurren al símil de la pescadilla que se muerde la cola para explicar la lenta agonía de una línea ferroviaria clave. Renfe recorta frecuencias alegando que no son rentables porque no hay suficientes pasajeros y cuanto más recorta, y más descabellados son los horarios, más descienden los pasajeros.

Sobran motivos, mantienen, para apostar por un transporte limpio, barato y rápido que reduzca la dependencia del coche y comunique la periferia con la ciudad. La gran ventaja de esta opción es que no serían necesarias inversiones económicas de enorme calado, ya que la infraestructura básica ya existe. Se trata fundamentalmente de aprovecharla y mejorarla para poner en marcha un tren de proximidad. Es sobre todo cuestión de voluntad política, apuntan alcaldes de la comarca, apuntando a Gobierno y Xunta.

Algunos regidores señalan que resulta una incongruencia plantear la construcción de una estación intermodal en A Coruña sin abordar un plan de reforzamiento ferroviario de cercanías que cubra el área metropolitana. Este servicio de proximidad resultaría tan efectivo para desatascar los accesos viarios a la ciudad coruñesa como la pendiente ampliación de la avenida de Alfonso Molina.

La puesta en marcha de un tren de cercanías que comunique A Coruña con el área metropolitana es una vieja demanda de los alcaldes y vecinos de la comarca y de colectivos como la Plataforma Comarcal en Defensa do Tren da Coruña e As Mariñas que se remonta a 2008. En ese mismo año, la controvertida ministra de Fomento Magdalena Álvarez congelaba el proyecto de transformar la línea A Coruña-Ferrol en una red de cercanías, que recuperaría Ana Pastor a su llegada al ministerio en 2011. Pastor encargó un estudio para implantar una Gerencia de Cercanías en Galicia cuyos resultados nunca llegaron a conocerse. Las prioridades ferroviarias de Fomento en Galicia pasarían a mitad de legislatura a la implantación de la alta velocidad en el eje atlántico, dejando en suspenso las redes de cercanías.

El servicio ferroviario de cercanías que reclaman los concellos del área coruñesa no puede verse sin embargo sólo como una asignatura pendiente de Fomento. El Gobierno autonómico debería jugar también en esto un papel relevante, ya que lo que está en juego va mucho más allá de una simple infraestructura. Se trata casi de una ordenación del territorio alternativa que permita elevar la calidad de vida de los habitantes de la comarca coruñesa con un modelo de integración que conecte eficazmente la periferia con la ciudad. Con unas frecuencias y horarios de trenes adecuados especialmente para usos laborales y educativos.

Hacer oídos sordos a este clamor sería desaprovechar una gran oportunidad de avanzar en el despegue del área coruñesa.

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