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No habrá bicocas

Hay razón en La Celestina cuando se afirma que "cada uno habla de la feria según le va en ella". Por eso en los debates electorales se hicieron relatos bien distintos de la moción de censura que acabó con Mariano Rajoy y llevó a la presidencia a Pedro Sánchez. Para el bisoño Pablo Casado la moción fue legal pero ilegítima; fue un oscuro contubernio del PSOE con la izquierda radical y los separatistas para romper España. El también bisoño, en cuanto presidente, Pedro Sánchez y su aliado en aquel lance, Pablo Iglesias, consideran que la moción de censura fue la respuesta democrática inevitable a la corrupción estructural del PP que cristalizó en la sentencia judicial del caso Gürtel. Sentencia que no solo acredita que este partido se benefició con los sobornos ilegales por la concesión de contratos, sino que también confirma la existencia de una estructura de contabilidad y financiación ilegales operativa desde la misma fundación del partido y que el PP ayudó así a establecer "un sistema genuino y efectivo de corrupción institucional a través de la manipulación de la contratación pública central, autonómica y local". Además consideró el tribunal que Mariano Rajoy "no había sido veraz" en su testimonio durante el juicio. Por su parte el volátil Albert Rivera, que apoyó a Rajoy en su investidura, votó en contra de la censura pero se lavó las manos retirando formalmente su apoyo, ya inútil, a Rajoy y reclamando elecciones. Hoy reflexionamos todos sobre si damos continuidad a aquella censura apoyando a quien garantice mejor un gobierno anticorrupción de izquierda, para que la derecha pueda purgarse en la oposición o si regresamos a la corrupción de la mano de las tres derechas. Suceda lo que suceda, la cosa nunca será una bicoca. Expresión que, por cierto viene a ratificar la perspicaz apreciación del refrán de La Celestina, pues bicoca para los españoles, que ganaron con facilidad la batalla del mismo nombre a las puertas de Milán, allá por el 1500 y pico, significa éxito fácil, mientras que para los franceses, que la perdieron, bicoca es sinónimo de ruina.

Mañana no habrá bicocas, ni a la francesa ni a la española, pero decidimos si avanzamos en democracia, bienestar e igualdad o volvemos atrás.

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