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Jóvenes en el pozo de la tristeza

Uno de cada diez adolescentes españoles sufre depresión, un problema que, según alertan psiquiatras gallegos, va en aumento

Están en la flor de la vida pero no se sienten capaces de enfrentarse a ella. Uno de cada diez adolescentes españoles sufre depresión, un mal que también afecta a un 2% de los menores entre 6 y 12 años, cifras muy elevadas que llevan a los psiquiatras gallegos a definirlo como una verdadera "epidemia".

La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto y conlleva muchos cambios físicos y emocionales. Sin embargo, los psiquiatras aseguran que es un mito que la adolescencia tenga que ser un periodo turbulento. "Hay que tener claro que la adolescencia es un periodo bastante normal, que no tiene que ser convulso más allá del habitual tira y afloja con los padres", destaca el psiquiatra gallego José Luis Fernández Sastre. "Esa idea errónea lleva a que muchos padres consideren normal que sus hijos estén irritables, irascibles y que ya no deseen hacer las actividades que les gustaban antes", añade Sastre. Los psiquiatras recomiendan a los padres "preocuparse" cuando cambia el funcionamiento académico habitual del chico, cuando se retrae y deja de disfrutar de las cosas y tiene problemas de sueño o apetito, a lo que se une la tristeza y la irritabilidad. "Pero estos síntomas tienen que ser continuos y persistentes, al menos durante un mes", apunta Sastre.

Durante la etapa adolescente, la tasa de depresión se duplica en el caso de las chicas, mientras que en la infancia, la proporción es similar en ambos sexos, según explica la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente (Aepnya).

La adolescencia es el periodo en el que casi todas las enfermedades de psiquiatría comienzan a debutar, aunque pueden aparecer los primeros síntomas en la niñez. Sin embargo, los padres no suelen acudir al médico porque siempre se tiene el pensamiento de que "es cosa de la edad, que ya se le pasará". Por otra parte, los expertos son conscientes de que muchos padres son reticentes a llevar a sus hijos al psicólogo y muchos menos al psiquiatra ya que aún hay muchos tabúes al respecto. "El problema es que muchas veces, cuando por fin se deciden, la depresión del menor ya está en un estado avanzado y se ha alargado inútilmente el sufrimiento del adolescente y de la familia", lamenta el psiquiatra.

Cuando los jóvenes están sumidos en la depresión se encuentran mal con el mundo y con ellos mismos y no saben explicar qué les pasa. Los expertos aseguran que es más sencillo diagnosticar la enfermedad en las chicas "porque tienen más facilidad de expresar sus emociones y recurren más a menudo a amigas, personas cercanas o especialistas". Los chicos -como consecuencia de los factores socioculturales que existen todavía- se ven más afectados por la llamada alexitimia: esto es, su incapacidad para expresar verbalmente sus estados de ánimo. "Más complicado es diagnosticar la depresión en los niños, ya que los padres entienden que son conductas del momento y hay aún más rechazo a llevarles al psicólogo", afirma Sastre.

Las drogas como el cannabisy el alcohol están relacionadas con casi la totalidad de casos de depresión en los adolescentes. "Es muy habitual que estos jóvenes abusen del cannabis porque alivia su malestar, ya que tiene un efecto relajante. Pero no es la solución", indica.

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