La peregrinación a Compostela se activa tras el hallazgo de la tumba en el monte Libredón por el anacoreta Pelayo en el 813. La bula de Calixto II de 1122 le concede el privilegio jubilar. Decisiva fue la amistad que tenía él con el Papa y la Casa de Borgoña el arzobispo Xelmírez.

Roma hubo de esperar a la de Bonifacio VIII en 1302. Allí los años santos son cada veinticinco. Los romeros a Compostela siempre tuvieron un reconocimiento mayor que los que partían a la Ciudad Eterna por su lejanía espacial y la difícil orografía del Norte de España. "Prefiero ir a Roma cinco veces por mar que una por tierra a Santiago" dijo el inglés Andrew Boorde en el XVI.

Hubo una peregrinación improvisada en 1147. Era una expedición militar teñida de religiosidad. Una flota de trescientos cincuenta navíos que venían de un encuentro en el Canal de la Mancha tomó abrigo en A Coruña a causa de un temporal. Los cruzados aprovecharon para venir a Compostela. Los que partieron antes de nueve días sufrieron naufragios por su imprudencia. Los demás tuvieron que entrar en el estuario del Duero para examinar sus navíos y abastecerse de víveres. El obispo Pero Pitoes le comunicó a Alfonso Enríquez la llegada de los forasteros. Y el monarca aceptó ayudarles a cambio de que luchasen con sus tropas en la reconquista de Lisboa, que se llevó a cabo con éxito. Un ensayo para Tierra Santa.

A finales del XV peregrinó el obispo de Erzican, al noreste de la actual Turquía. Se lo tomó con calma, siete años entre ida y vuelta. Hizo una parada para visitar en Roma a Inocencio III.

En 1865 María Pía de Saboya pretendía ir desde Lisboa a la costa francesa para desde allí desplazarse al reino de Piamonte. Zarparon en el buque Mindelo, ya de vapor, flanqueado por dos fragatas. Por las vicisitudes del mal tiempo, la reina consorte de Portugal se sentía muy mareada. Dos meses atrás había dado a luz a su segundo hijo. Se trazó un itinerario alternativo desde Vigo. Así, de incógnito pero con una comitiva de lujo, entra en octubre en la urbe de piedra.

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