No han sido pocos los que han advertido públicamente de las consecuencias negativas que para los catalanes tendría el disparate político de ruptura con España, al tiempo que ilegal con el vigente marco constitucional, que encierran los propósitos secesionistas de Mas, Junqueras y sus adláteres.

La UE, el FMI, la OCDE, el Banco de España, organizaciones empresariales, entidades financieras, la Iglesia, juristas, escritores, deportistas, periodistas, el fútbol y hasta el mismísimo Obama, critican y avisan de las consecuencias y efecto nocivo que para la sociedad catalana tendría el paso que los patrocinadores de la secesión quieren dar en caso de obtener a partir del 27S una mayoría de diputados en el Parlamento catalán. Políticos irresponsables que no dicen la verdad en nada, ni de la historia de Cataluña, ni sobre la verdadera situación de su economía, ni sobre su salida de la UE, ni sobre la ruina económica y social a la que llevarían a sus ciudadanos.

Cuestiones planteadas directamente a los políticos proclives a la aventura independentista como por ejemplo; ¿quién pagaría las pensiones de los jubilados, o el subsidio de desempleo, la sanidad, la educación o el sueldo de los funcionarios?, no han obtenido respuesta. No porque no sepan qué responder, sino porque la respuesta verdadera y realista iría en contra de la mentira continuada que nos vienen vendiendo hace años desde las propias instituciones y utilizando fondos públicos Artur Mas, su gobierno y resto de compañeros de viaje. El domingo, catalanes de pura cepa y charnegos, tienen la oportunidad de acabar con esta tragicomedia independentista. En su voto tienen su destino y el de Cataluña.