Como un ventajista atemorizado presenta Rajoy unos presupuestos rechazados por Bruselas debido a su falta de objetividad y rigor. En una palabra, unos presupuestos tramposos dentro de un déficit cada vez mayor.

Dicho esto, y que es la verdad, nos preguntamos en A Taberna do Croio que en qué se gastan los dineros públicos. Queremos ser un país moderno y despojarnos de esta democracia coja, bizca, y manca. ¿A dónde van a parar los cuartos públicos? Exigimos de una vez que se expongan públicamente esas cantidades que a todos nos pertenecen, y que a su vez figuren también los gastos en detalle que los gobiernos de los últimos treinta años hayan efectuado en todas sus vertientes y matices. Si realmente en una democracia quien manda es el pueblo, y por lo tanto es el empresario, queremos que esos servidores públicos rindan cuentas, ¡Y ya! Sueldos de los cargos, viajes, gastos en reuniones de todo tipo, y otras muchas cosas más. Veríamos casi con seguridad de que lo recaudado es más que suficiente para sostener este país con holgura y algún ahorro.

La corrupción y sus derivados han sido lo que han metido a España en el pozo de la deuda y el déficit que nos ahogan. Un sistema viciado es lo que ha producido esta situación tan lastimosa y que siempre sufrimos los mismos. Los que deberían estar a nuestro servicio se enriquecen de manera inmoral, y a la vista de todos, y sus pingües beneficios de tal manera sustraídos los convierten, entre unos y otros en vitalicios. Una especie de aristocracia casposa, mediocre, y dañina es la que hemos colocado, mediante un sistema electoral corrompido, en los cargos públicos, a través de los cuales se las ingenian para realizar sus trapicheos y amaños. A la hora de enriquecerse, todos los colores políticos que han gobernado hasta ahora se aliaron en el silencio cómplice. Queremos verles fuera, y dar paso a esas nuevas formaciones políticas repletas de sabios y gentes bien preparadas, ya que son nuestra única esperanza.

Quienes nos metieron en esta situación, ya por intereses espurios y ocultos, no han de sacarnos de ella. Aún pretenden para cuadrar las cuentas subir los impuestos y recortar derechos ¡Qué desvergüenza! Y aquí, y como cobardes, todos a callar.

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