Muchas veces, incluso demasiadas, la tediosa rutina diaria vencida mil veces por obligaciones, atascos y prisas, nos empuja en caída libre al desfiladero de no pensar en ese reloj que comienza a funcionar tras la primera bocanada de aire, justo al nacer. Ese reloj que nos recuerda que somos el tiempo que nos resta por vivir, y para más sátira del destino, con el conocimiento ciego de su fecha exacta de extinción.

Ahora que atisbamos el amanecer de un nuevo año convido a quien lea estas líneas que se dedique un pequeño y calmado suspiro a la reflexión, a la proyección de esa película que lleva por título nuestra propia vida y cuyo principal protagonista somos precisamente, nosotros mismos.

Demasiado desgaste para tratar de recriminar decisiones del pasado que nos llevaron a cometer acciones equivocadas, ¿no les parece? Pequeñas faltas perdonables en contra de esos congéneres que forman parte de este crudo entramado, viajeros como nosotros, demasiado reproche a esos despiadados mandatarios a los cuales no importamos más allá de que les otorguemos nuestro voto. Créanme que no merecen nuestro cansancio, ni siquiera nuestra frustración.

Es hora de pensar en lo que viene justo ahí delante, más allá de las falsas conjuras de aprender inglés y bajar de peso. No. Les sugiero que seamos valientes y miremos el futuro con optimismo, que veamos el lienzo sin pintar que tenemos delante de nosotros y lo tracemos de lindos colores. ¿Caben disgustos y penurias? Sí, quizá haya que hacerles sitio, pero eso ya lo afrontaremos en su debido momento, y si llegase a ocurrir. Ahora solo importa el soñar que podemos alcanzar nuestras metas, en pintar ese trabajo que tanto necesitamos o ese techo que nos cobija no desaparezca, que dejemos los mayores una luminosa esperanza a los niños que caminan detrás. ¿Seremos capaces? Pues claro que sí.

Miremos hacia ese tiempo nuevo que resta con ilusión, mimándolo, creyendo en él para que el 2016 se convierta en un magnífico año para todos, y que al llegar las próximas Navidades recordemos como un sueño realizado, un cuadro bien armonizado de luz y vida ese tiempo transcurrido. Que cuando volvamos a sentarnos a la proyección de nuestra película, allá por diciembre del 2017, nos descubramos mejores personas que antaño. Recuerden que disponemos de todo un año por delante.