El blanqueo de capitales no tiene límites en España. Parece que hasta con la salud se puede hacer negocio, pero del bueno. No importa a qué precio. Precisamente con la excusa del precio, una conocida franquicia dental, mejor dicho franquicia de clínicas dentales, lleva practicando este tipo de negocio más de 15 años. ¿Se imaginan ustedes una franquicia de traumatólogos o de cirujanos cardíacos, vendiendo sus prótesis de cadera o sus marcapasos, hablando de las bondades de este u otro material sin tener en cuenta al profesional que va a ejecutar la intervención? De igual manera, ¿se imaginan que el paciente vaya recorriendo cardiólogos buscando el marcapasos que esté de oferta y que se lo coloquen más barato como si de un mercadillo se tratase? ¿Verdad qué en cuestiones de salud deberíamos de pensar más en el indio que en la flecha?

Bueno pues, en el caso de estas clínicas dentales franquicias lo importante es la apariencia, dejándonos seducir por avispados comerciales que tienen que facturar a fin de mes tanto dinerito para poder llevarse su comisión. Por supuesto, hablo de comerciales entrenados para tal menester. Aquí los dentistas son la mano de obra que tienen que comulgar con lo que imponga la dirección. La ética no se tiene en cuenta , sólo cuenta la estética. Es más importante el paquete que el regalo.

Se da la circunstancia que en los últimos años existe una excesiva plétora de dentistas, que dichas franquicias aprovechan para contratar como mano de obra barata que se prestan a lo que sea, ante la imposibilidad de poder acceder a un puesto de trabajo en donde no estén sus actos profesionales dirigidos por motivos comerciales, dándose la paradoja que si aparece algún problema derivado de la política comercial de la franquicia el responsable es el odontólogo, la franquicia ante cualquier problema con algún tratamiento se lava las manos.

El negocio es redondo.

Desgraciadamente estas cosas funcionan así, se trata de facturar a cualquier precio y caiga quien caiga. Como en todo, hay honrosas excepciones de profesionales íntegros que no se prestan al juego del dinero fácil, pero éstos suelen durar poco en la empresa.

España, es así. Tonto el último...

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