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Motiva este escrito el magno acontecimiento cultural que los pasados días 13 y 14 de mayo congregó, en el Palacio de la Ópera de La Coruña, a más de tres mil personas para asistir a la interpretación del Messa de Requien de Giusepe Verdi, a cargo de la orquesta y coro de la Sinfónica de Galicia dirigidos por su director titular Dima Slobodeniouk, y que en las dos sesiones, sobre todo la del sábado 14, consiguió un lleno absoluto del palacio en sentido literal.

Los críticos musicales han realizado su trabajo, y en los medios figuran sus reseñas del concierto, que como es natural se refieren exclusivamente a aspectos técnicos de la obra y a su realización, pero la inmensa mayoría de la sociedad, aquella que no está interesada especialmente en la música pero sí tiene interés por los asuntos culturales que afectan a su entorno, no tiene constancia de lo ocurrido, y aquí es donde quiere incidir esta carta. Lo que no parece es como si no fuese, y realmente produce tristeza comprobar cómo un acontecimiento musical de esta importancia pasa para el público en general desapercibido.

Nadie en su sano juicio hubiese pensado, en el momento de la creación de la OSG y sus coros, que algún día sería posible interpretar por parte del coro y sin apoyo de otros coros foráneos, la interpretación de la más grande obra sinfónica coral jamás escrita, como es este Requien escrito por Verdi. Sin embargo esto ha acontecido y el resultado, según la crítica, ha sido brillante, ha sido y será un hito en la historia musical de Galicia. Pero, como decía más arriba, esto no ha sido un milagro y sí resultado de un proyecto y sobre todo de un trabajo, continuado y profesional por parte de un equipo, que a pesar de las dificultades, sobre todo económicas, derivadas de una crisis persistente, no ha dejado de trabajar para que esto fuese posible.

Cabe mencionar aquí a los sucesivos alcaldes de A Coruña, que son presidentes natos del Consorcio para la promoción de la música, y a sus respectivos equipos colaboradores, y en especial al actual, en cuyo mandato, a pesar de la reducción de gastos, optó por mantener los proyectos en marcha; al equipo gestor de la OSG al frente del cual está el joven gerente Sr. Andrés Lacasa, que mediante una gestión transparente y profesional lleva a cabo lo aprobado por el organismo que le designó; y también al joven director Dima Slobodeniouk, que logra transmitir a todos los músicos ese buen hacer y la emoción que más tarde transmiten al público. Y mención destacada a Joan Company, cuya solvencia y profesionalidad posibilitan que un coro amateur, aunque de él formen parte muchos músicos profesionales, logre resultados que en nada envidian a los mejores coros profesionales de nuestro entorno.

Todo lo que afirmo hasta el momento no ha trascendido de manera clara a la ciudadanía, que es la que con sus impuestos, posibilita que esto ocurra. Creo que ha llegado la hora en que, sin complejos, hagamos una valoración justa de nuestros músicos que ya forman parte de las mejores formaciones orquestales de todo el mundo, y de los profesores de nuestros conservatorios, que salvo excepciones, se dedican con esmero a su formación.

Los vientos que aseguran el mástil que sostiene, a nivel internacional nuestra bandera, y como se dice ahora la marca Galicia, que ahora representan, y de ello nos sentimos orgullosos, la industria textil, de la automoción, naval o conservera, serían insuficientes si uno de ellos no fuese el que representa a esta realidad musical y por tanto cultural, de la que tenemos que sentirnos orgullosos. Sería una buena idea que, algún día, esas empresas, en su desarrollo internacional, ejerciendo de mecenas, presuman de nuestra cultura, y en sus representaciones e inauguraciones, cuenten con nuestras orquestas e instituciones musicales.

Todo lo que somos actualmente es fruto de nuestro esfuerzo y del de aquellos que, creyendo en nuestras posibilidades como entidad definida, como pueblo, apostaron fuerte, y perseverando, ejercieron de motor de un cambio que había de llegar y llegó. A todos ellos, donde quiera que estén en la actualidad, nuestro recuerdo y agradecimiento, y para todos nosotros, asumamos ya definitivamente esta gozosa realidad y liberándonos de todo complejo, vivamos con felicidad esta nueva realidad que no ha hecho más que iniciar lo que promete una larga y gozosa andadura.

Gracias a todos los que lo han hecho y hacen posible.

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