El 8 de febrero de este mismo año, la cadena de televisión vasca de ETB publicó un programa en el que los invitados criticaban y expresaban la mala opinión que ellos tenían de España y los españoles. Hace unos días ese mismo programa se convirtió en polémica, tanto ha sido el alboroto que incluso el PP de Navarra pretende denunciarlo. La polémica y el murmullo que ha levantado un simple programa de humor roza lo surrealista, y es profundamente hipócrita que un país que subvenciona a organizaciones extremistas o de apoyo a Franco considere a unos humoristas o titiriteros terroristas. Lejos de todas las ofensas que fueron dichas en ese programa lo verdaderamente ofensivo hacia los españoles es ver lo rápido que algunos dirigentes denuncian un programa de televisión, y sin embargo lo mucho que les cuesta denunciar la corrupción o la violencia machista. Cuando la justicia se centra en perseguir humoristas en vez de corruptos, la propia justicia se convierte en un chiste.