El viaje de Trump a Asia a principios de mes servirá seguramente para reforzar relaciones comerciales, que Trump siempre ha querido que sean bilaterales en lugar de multilaterales, y que no resultan sencillas, pues Japón y Vietnam están molestos con la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica. Su estancia en Vietnam ha tenido un alto contenido emotivo y simbólico. El interrogante sobre qué sucedería en Filipinas, en el encuentro con el polémico presidente Rodrigo Duterte, que mantienen una guerra sucia contra la droga denunciada por la Iglesia católica y por las organizaciones de derechos civiles, parece que también se ha resuelto bien.

A nadie se le escapa la importancia estratégica de este viaje y sus repercusiones en un mundo globalizado. Trump se la juega, en un momento particularmente delicado, también dentro de Estados Unidos, que continúa partido por la mitad a la hora de valorar el primer año en el poder de su presidente.

LA OPINIÓN publica opiniones de sus lectores, así como réplicas y sugerencias de interés general que sean respetuosas hacia las personas e instituciones. Las cartas pueden ser enviadas a LA OPINIÓN por vía postal (C/ Franja 40-42 15001 A Coruña), por fax (981 217 401) o por correo electrónico/cartasaldirector@laopinioncoruna.com). Deben tener como máximo 20 líneas e incluir nombre, apellidos, DNI, domicilio y teléfono de contacto. LA OPINIÓN se reserva el derecho a extractarlas.