El arquitecto andaluz Juan Domingo Santos obtuvo ayer el Gran Premio en la V edición de los Premios Enor de Arquitectura por el Museo del Agua en Lanjarón. El jurado tuvo en cuenta "la sensibilidad" manifestada en la recuperación de esta construcción: "La sensibilidad con la que se recuperan construcciones carentes de valor con un recuerdo colectivo lastrado por su uso anterior y se consiguen unos valores que amplifican las resonancias que el contenido del museo pueda mostrar."

El arquitecto recibió el premio de manos del ganador de la edición anterior, Víctor López Cotelo, durante una gala, en Vigo, en la que se rindió homenaje a Eduardo Souto de Moura, premio Pritzker 2011y en la pasada edición miembro del jurado de los galardones patrocinados por la firma de ascensores.

El premio para el mejor proyecto de Galicia recayó en el Parque Arqueológico del Arte Rupestre de Campo Lameiro, una intervención de la que son autores José Valladares Durán, Alberto Redondo Porto y Marcial Rodríguez Rodríguez, del estudio RVR Arquitectos, de Santiago de Compostela.

El premio Ascensores Enor de Castilla y León fue para el Aulario de la Facultad de Biología y Ciencias Ambientales de la Universidad de León, en el Campus de Vegazana, de los arquitectos Belén Martín Granizo y Daniel Díaz Font.

El proyecto desarrollado para otra universidad fue el ganador del premio Enor de Madrid. En este caso la obra fue el edificio de laboratorios y almacenes químicos de la Universidad de Alcalá de Henares del arquitecto Héctor Fernández-Elorza.

El Bar jardín 9 de abril de Lisboa fue el proyecto elegido por el jurado para el Premio Enor de Portugal, por "la relación que se establece a través de la transparencia que permite la conexión con el parque y como atalaya sobre la ciudad, construyendo visiones que se puedan establecer a su través con la ciudad y el río". El autor de este proyecto es el arquitecto José María Cumbre.

El Premio Enor de Arquitectura Joven lo obtuvo el Gimnasio 704, en Barberà del Vallès, obra de David Lorente, Josep Ricart, Xavier Ros y Roger Tudo, del estudio Harquitectes.

El jurado valoró sobre todo, "la racionalidad a través de un uso inteligente y sensible de los medios" y el uso "con naturalidad de sistemas constructivos de serie cuya superposición muestra una frescura que sabe enfocar el problema para conseguir un edificio con una belleza desprejuiciada y sin retórica".

En la gala, que se desarrolló en el teatro del centro cultural de Novacaixagalicia, se rindió homenaje al arquitecto portugués Eduardo Souto de Moura, presente en el acto, quien había participado en los Premios de Arquitectura Ascensores Enor en la segunda y tercera edición, como ganador y como miembro del jurado, respectivamente.

El presidente del consejo de administración del grupo Ascensores Enor, Ángel Santorio, afirmó que Souto de Moura ejemplifica los rasgos de lo que debe ser la arquitectura como respuesta a las necesidades humanas. "El jurado que le concedió el Pritzker destacó en ella que tras su apariencia simple está imbuida de inteligencia, seriedad y rigor", recordó Santorio. Souto Moura, dijo, "nos lega la maestría de sus obras, expresión de su vocación, de su talento, pero, sobre todo, de su sensibilidad, por eso, no solo queremos aplaudir su trayectoria, su participación en la historia, sino también la ilusión que brota precisamente de esa sensibilidad".

Alrededor de un millar de personas siguieron la gala de los Premios de Arquitectura Enor.