El cineasta David Valero ha presentado en el Festival de Cine de San Sebastián su documental Los increíbles, una original apuesta producida en Galicia que presenta a tres personas debilitadas por diversas discapacidades y problemas derivados de la salud y la edad como auténticos superhéroes.

"Para las personas cercanas a Joana, Juan y María, ellos son superhéroes metafóricamente, de manera que al convertirlos en dibujos, aparecen con sus "superpoderes", de modo que Juan es Ala rota; Joana, La mujer radiactiva, y María, La dama de hierro", explica el director en una entrevista con Efe.

Valero ha estado casi cuatro años trabajando en esta película; desechó un superhéroe más, La niña de las estrellas, una niña con síndrome de Down, que hubiera cambiado el título de la cinta a Los cuatro fantásticos, pero ya no le dio más el alma para seguir peleando y decidió cortar en ese punto y dedicarse a los tres personajes que ya conocía.

Y, a una de ellas, mucho. María, la anciana con una filosofía de vida increíblemente positiva, es su tía abuela, que empezó a rodar con 93 y ahora tiene 96 años. "Necesitaba un contrapunto a tanta historia triste y se lo propuse a María, que le encantó", explica sonriente el director.

Juan sufrió un accidente de tráfico en el que su brazo derecho quedó totalmente destrozado; ese miembro amputado con el que convive es la causa, cree Juan, de que ninguna mujer llegue a interesarse por él lo suficiente como para amarle. Pero la historia más dura de las tres, sobre todo por el final, ya que Joana no sobrevivió al rodaje, fue la historia de "La mujer radiactiva", diagnosticada de un cáncer muy agresivo a los 31 años, madre de dos niñas pequeñas.

Por eso, añade el director, convertirles en dibujos de cómic hace que ninguna de sus discapacidades sea un impedimento para su enorme energía interior.

Valero ideó el "truco" de provocar un crowfunding (recolectar dinero de euro en euro a través de donantes por internet) para difundir el proyecto y crear una red de personas preocupadas por su evolución.

"Recaudamos algo de dinero, 3.500 o 4.000 euros, que nos sirvió para terminar algunas cosillas; el crowdfunding está claro que solo sirve para proyectos muy pequeñitos", apunta este alicantino que estuvo trabajando en una gasolinera para pagarse su primer corto.

El director, que está encantado con el resultado de su trabajo, confía en poder filmar ahora la historia de ficción que está escribiendo, "con trasfondo social, un poco de ciencia y formato de thriller", aunque es consciente de que "esto no lo puedo rodar yo con mi cámara, requiere mucho más dinero", dice, entre resignado y animoso.

San Sebastián, por otra parte, consume sus penúltimos cartuchos para la Concha de Oro con dos autores de definido estilo: el cine minimalista de la Patagonia firmado por Carlos Sorín en Días de pesca y la voz comprometida de un clásico como Costa Gavras, que aborda la crisis financiera en Le Capital"

Tras ganar dos premios especiales del jurado, con Historias mínimas y El camino de San Diego, Sorín vuelve con sus códigos intactos en Días de pesca.

El realizador griego Costa-Gavras también mantiene su relación con el compromiso político, lo que a día de hoy se traduce, con la política de vacaciones, en un compromiso con la realidad económica que ha dado como fruto la aplaudida Le capital.