Los bosques de tejos, las meigas, los nazis, las minas de wolframio y el enorme corazón de los gallegos confluyen en una historia que conmueve, tanto por lo que cuenta como por cómo se narra: es Lobos sucios, una película de la productora coruñesa Agallas Films con la que su productora y guionista, Paula Cons, ha intentado cerrar heridas. "Lo peor de todo lo que cuenta la película es pensar cómo fue posible que nadie supiera nada de lo que estaba pasando en Galicia mientras el mundo libraba la Segunda Guerra Mundial, cómo los nazis se llevaban el mineral de las minas gallegas con el consentimiento de Franco. La censura hizo un trabajo excelente", señala.

La película, que dirige el coruñés Simón Casal y protagonizan las actrices Marian Álvarez y Manuela Vellés, está basada en hechos reales ocurridos en la postguerra que apenas son conocidos. Entre quienes desconocían esta historia está el propio director, de 31 años, que después de enrolarse en el proyecto acabó hablando con su abuelo: así se enteró de que "en aquella época hubo muchos que se hicieron millonarios con el wolframio", un negocio que no fue sólo cosa de nazis, comenta Casal.

"De aquellos manejos no supo ni el pueblo alemán", asegura Cons, realmente sorprendida de la aceptación que ha tenido la película entre los círculos judíos de EEUU, donde conocieron esta historia después de que Lobos sucios pasara por el festival de Mill Valley, generando una expectación conmovedora. De ahí, la cinta ha ido al Miami Jewish Film Festival, y a los festivales de cine judío de Washington, Los Ángeles, Boston y al Orange County Jewish Film Festival, de la prestigiosa universidad judía de Irvine, California.

Porque Lobos sucios, además de mostrar la complicidad de la dictadura de Franco con el régimen de Hitler, facilitando a los nazis "trabajadores muy rentables", como eran los presos políticos, explica Cons, cuenta también cómo los mismos mineros ayudaban a los judíos a escapar. "La situación era complicada. Corría 1943 y los nazis se veían como benefactores, puesto que llevaban comida y desarrollo, todo ello en la ignorancia del pueblo respecto a lo que estaban haciendo", señala Cons.

El equipo de la película aprovechó la emotiva historia real de Lola y Amparo Touza, símbolo de la solidaridad gallega con los judíos, a los que ayudaban a huir a Portugal, camino de América. Al coraje de la hermana pequeña, en la cinta Candela, hubo que sumar la necesidad de la mayor, con una hija enferma y sin marido, considerada meiga y que atraerá a un mando nazi. La película, que se estrenará en abril, es la segunda producción con más nominaciones a los premios Mestre Mateo.