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Así juega Barça Atlétic, el próximo rival del Dépor: mucho más que un filial

El equipo que dirige Rafa Márquez está a cuatro puntos de los blanquiazules y es una escuadra muy peligrosa plagada de jóvenes talentos

Los jugadores del Barcelona Atlétic celebran un gol

Los jugadores del Barcelona Atlétic celebran un gol / FC Barcelona

Xane Silveira

Xane Silveira

Riazor acogerá una tarde emotiva, decisiva y también llena de fútbol. Porque más allá de los objetivos, la clave por la que se juega, durante 90 minutos se enfrentarán las dos mejores escuadras del Grupo I de Primera RFEF. Dos equipos con trayectorias similares, rachas paralelas y puntos encontrados. Aquel gol de Davo revivió a los blanquiazules en el Johan Cruyff, uno de los puntos donde todo empezó a cambiar para bien en clave blanquiazul. Ahora se vuelven a encontrar. El equipo de Rafa Márquez ha madurado. Evolucionó y encontró su mejor versión, esa que ahora amenaza el ascenso coruñés.

El Barça Atlétic llegará a Riazor a cuatro puntos de los blanquiazules, con 67 después de 20 victorias, siete empates y ocho derrotas. Suma 56 goles, tres menos que los coruñeses, y ha encajado 38, 13 más, claro déficit del conjunto que dirige Rafa Márquez.

Su juego de posición

El Barça Atlétic es la punta del iceberg de una cantera que piensa, crea, actúa y se desarrolla de la misma manera. La Masía es el orgullo azulgrana y cada equipo que se forma con el sello barcelonista es una réplica de lo que se pule de cara a la primera plantilla. Y ahí, el mejicano Rafa Márquez se ha adaptado a la Ciudad Condal. El Barça Atlétic es otro experimento perfecto del juego de posición (o ubicación). Parte del habitual 4-3-3, que evoluciona en muchos momentos a una defensa de tres, con dos mediocentros por delante, otros dos interiores que intentan recibir entre líneas, dos extremos que se pegan a la línea de cal y un delantero con movilidad. El Barça B agarra la pelota y no la suelta. Hace de la posesión su obsesión. Inicia, crea, construye y se mueve como bloque, desde atrás, con la seguridad del pase corto y sin arriesgar demasiado. El domingo se vivirá una lucha por la pelota. Y, seguramente, el Dépor deberá ceder. Está cómodo en esa tarea, pero será fundamental mantener la distancia con la portería de Parreño, no ceder demasiado terreno y no embotellarse.

La figura de Marc Casadó

Una de las particularidades del 4-3-3 de Rafa Márquez está en la posición de Marc Casadó, uno de los veteranos de la plantilla (tiene 20 años, pero ya ha disputado 60 encuentros con el filial). Centrocampista de formación, es un 4 en el manual azulgrana. Pero actualmente parte desde el lateral derecho ante la posible ausencia de Héctor Fort, habitual en las convocatorias de Xavi Hernández y quien solo ha disputado dos partidos en 2024 con el filial. Casadó, sin embargo, no pisa la banda con balón (y muchas veces también sin él). En construcción, abandona el perfil diestro y se suma al otro centrocampista en la medular. Ejecutan una organización en la que participan tres centrales y por delante Casadó y Bernal, el a priori pivote del equipo. La derecha queda entera para Naim García y para la aparición del interior en apoyos cortos. El Dépor deberá vigilar el cuadrado que forman los dos interiores, el mediocentro y un Casadó que, en repliegue, termina muchas veces como central ante la basculación de sus compañeros.

Pau Víctor, su gran amenaza

17 goles en 32 partidos convierten al de San Cugat del Vallés en el mejor delantero de la competición sumando ambos grupos. Nadie ha anotado tanto en una temporada de explosión para un jugador que está cedido por el Girona y que cuenta con una cláusula de 3 millones. Bien como delantero referencia o como extremo (si en punta juega el juvenil Marc Guíu) es un atacante que destaca principalmente por su capacidad anotadora con ambos pies (aunque es diestro) y su voracidad para atacar espacios. Es un jugador principalmente peligroso a espalda de la defensa. Junto a él, Márquez podría optar por situar a otro jugador ágil como Marc Guíu, de 17 años, o centrar a Pau Víctor y colocar en la izquierda a Unai Hernández, un interior fino y encarador que puede jugar por dentro o por fuera. La banda derecha es para Naim García, de 21 años. Un extremo más natural, zurdo, de recibir al pie y pegado a la línea de cal para tirar la diagonal en busca del golpeo. Otro jugador que está cedido, en este caso por el Leganés, aunque tiene pasado en la cantera del Real Madrid. No estará Diego Percan, lesionado de la rodilla, ni Ángel Alarcón, titular en la idea, pero que a priori no llegará a tiempo.

Pau Víctor, máximo anotador con 17 dianas, durante un partido del Barça Atlétic

Pau Víctor, máximo anotador con 17 dianas, durante un partido del Barça Atlétic / FC Barcelona

Guille Fernández, otro caso Lamine Yamal

La precocidad con la que los talentos del Barcelona están llegando al primer equipo no tiene comparación en el resto de Europa. Ansu Fati abrió la veda y Xavi está apostando por ellos. Lamine Yamal y Pau Cubarsí, quien acaba de renovar y también jugó en diciembre (aunque no se le espera en Riazor), han encontrado en Guille Fernández una competencia a sus récords. Interior técnico y todavía por ubicarse, se trata de un jugador de 15 años en edad cadete. Ha sido titular en los últimos dos partidos y podría repetir en Riazor. Jugará en verano el sub17 con España y es la última gran perla.

Un compañero para Faye

Una de las dudas que debe solventar Rafa Márquez es la de los centrales. Mamadou Mbacke acaba de ser operado por una lesión grave en el tobillo y Mika Faye no tiene un compañero fijo tras el ascenso de Cubarsí. Ninguno es igual de fiable. El zurdo destaca por su potencia física, su exuberancia a campo abierto, y sobre todo por su excelente pie para desplazar en largo. Es el jugador encargado de activar a los más alejados, cambiar el ritmo y saltarse pasos. Sus compañeros, más frágiles e inseguros. Será Pelayo, Olmedo o Sergi Domínguez.