Entre los muchísimos cientos de miles de euros que salieron en los últimos meses de las arcas del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), uno de los brazos financieros del Gobierno gallego, hay beneficiarios de todo tipo. Artesanos, conserveras, consultores, firmas audiovisuales, dedicadas al turismo... Sociedades que están en constitución o muy asentadas y punteras en su sector, como los laboratorios Nupel, la marca de agua Fontecelta, la compañía de moda Pili Carrera o Urovesa, que fabrica tanques para el Ejército español. Todos arañan un pellizco de las ayudas de la Xunta para mejorar su financiación. Sus cuentas. Con los graves problemas para tirar de las entidades financieras y las turbulencias que arrastra la economía española desde el pasado año, las solicitudes al Igape se han disparado tanto que las grandes cifras entre las subvenciones son muy escasas. Las más altas alcanzan los 280.000 euros que recibirá el grupo Correa Kessler de importación de pescado, asentado en A Coruña. Todo lo contrario que las diminutas aportaciones, las más numerosas, que reciben, por ejemplo, mejilloneros como Benito Ozores -27,64 euros exactos para apoyar la venta de su producción-, la empresa de neumáticos Berbés, con tres ayudas de entre 43 y 69 euros gracias a las líneas de Instituto de Crédito Oficial (ICO) o los 204,72 euros para que el supermercado Vilasol "adecúe y refuerce su estructura financiera".

Hay que repartir y ante la elevadísima demanda, las subvenciones adjudicadas tienen muy poco que ver con las cantidades que se solicitan, con el matiz de que además hay que cumplir con los requisitos que exige la Administración en cada línea de ayudas. La más numerosa, la bautizada con el "reforzamiento de la estructura financiera" de las pymes y que no significa otra cosa que dotar de capacidad inversora a las empresas. Una larga lista de peticiones resueltas durante el primer trimestre del año, con importes subvencionables que tocan incluso el millón de euros, aunque finalmente, la partida recibida es mucho menor. Esa solicitud en concreto, a nombre de Formoso Estructuras Metálicas, una constructora de naves industriales de As Pontes de García Rodríguez, se salda con una aportación del Igape de 71.739,85 euros. La cadena de perfumerías Arenal, que aspiraba a 600.000 euros, se queda finalmente con algo más de 41.000 euros; Autos Lobelle, con una solicitud que ascendía a 650.000 euros, recibe 43.700; o la inmobiliaria viguesa Voka, con una inyección de 53.000 euros, cuando lo que demandaba eran 742.168. Así, una larga lista, en la que las diferencias se repiten entre las empresas con un importe subvencionable más pequeño y que lleva a que muchas se tengan que conformar con una media de 2.000 o 3.000 euros.

El volumen de las ayudas repartidas se reduce entre las microempresas y emprendedores que quieren "mejorar su competitividad". De los 747,45 euros para una sociedad que trabaja en planes de prevención de riesgos laborales a los 533,41 euros destinados a una constructora, pasando por los 478,5 concedidos a una consultora empresarial o las subvenciones de entre 2.000 y 3.000 euros autorizadas a muchos comercios, como uno de 24 horas en Vigo.

Entre la batería de medidas del Igape, hay una en exclusiva para el sector mejillonero. Los productores o las asociaciones que los agrupan pueden acceder al financiamiento de la venta de sus productos a las depuradoras y la industria transformadora mediante un descuento bancario en función de las facturas de sus clientes. Ninguna de las subvenciones en este caso alcanza los 3.000 euros y las de 200 y 300 son la mayoría, con ejemplos de mucho menos, incluso de 20 euros. Lo mismo que reciben otras firmas que entran en el convenio con el ICO para "promover inversiones" en la comunidad.