Caixa Galicia calienta motores para la reunión del martes en la que su director general, José Luis Méndez, compartirá mesa con su eterno rival del sur, el presidente de Caixanova, Julio Fernández Gayoso, y con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. En ese encuentro Caixa Galicia defenderá una alianza con Caixanova, pero si no fructifica ya tiene la autorización del consejo para abrir negociaciones con Caja Madrid y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) para formalizar un Sistema Integral de Protección (SIP)

La fusión a la gallega es la primera opción de la caja coruñesa y sus directivos confían en poder vencer la oposición de Caixanova y el desactivar el grupo de presión vigués liderado por los empresarios y apoyado también por el alcalde, Abel Caballero, que el viernes advirtió a Feijóo de que tendrá en él a un duro oponente contra la integración de las dos entidades de ahorro gallegas.

Caixa Galicia, sin embargo, nunca ha negado que baraje otras posibles opciones ni que lleve tiempo trabajando en ellas. Su postura no ha cambiado. Si la opción preferente no triunfa -y tanto Caixanova como sus defensores no parecen dispuestos a ceder- en un corto espacio de tiempo, pasará a la acción para poner en marcha su plan B, una unión con Caja Madrid y la CAM.

La entidad hace tiempo que tantea a sus socios pero el pasado jueves recibió el respaldo del consejo de administración a sus planes. Los consejeros votaron incluso a favor de que en caso de que fracase la primera opción, Caixa Galicia promueva un Sistema Integral de Protección con otras dos cajas de fuera de Galicia; una modalidad que permite una fusión parcial y mantener la identidad de cada una de las entidades que en ella participan.

La autorización del consejo de administración tampoco es una carta blanca. José Luis Méndez tendrá que tener en cuenta que Caixa Galicia tiene que seguir siendo una entidad de referencia en el Noroeste, y sus compañeras de viaje tienen que estar lejos, a ser posible en el centro de España y en el Levante; una opción que encajaría en esa operación que detallaba un informe de Caja Madrid, adelantado en verano que uniría a la entidad madrileña y a la gallega con Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Caixa Galicia descartó, en un primer momento esa posibilidad, y hasta envió una carta a sus empleados para apagar el fuego que se extendía por sus sucursales, pero ya hace mucho tiempo que prefiere no comentar sus preferencias. La fusión con CAM y Caja Madrid ha sido siempre la segunda opción de la entidad gallega, pero lo cierto es que tras las vacaciones de verano se ha optado por un blindaje informativo obre los futuros socios de la entidad. Ni se desmienten ni se confirman los posibles aliados.

En contra de la Xunta, en caso de que esta opción prosperase juega que la Comunidad de Madrid ya se ha puesto manos a la obra para reformar la legislación y poder garantizar que tendrá posibilidad de opinar y vetar cualquier operación, aunque sea un SIP. La Xunta, sin embargo, todavía no se ha decidido a cambiar la ley de cajas de ahorro para tener más poderes legales, aunque los dos partidos de la oposición ya urgen el cambio.

Algunos analistas y economistas consideran sin embargo que el SIP puede ser un engaño y que las entidades que se unan a través de esta vía -sobre todo en una con Caja Madrid, que es la segunda entidad de España- abren la puerta a que la entidad más fuertes acaben por absorber a las otras y que esa supuesta independencia que concede la fórmula desaparezca a la vuelta de unos años.

Caixa Galicia ha expresado sus reservas a cualquier opción que no cuente con el respaldo de la Xunta, y Feijóo busca un acuerdo para la fusión gallega. La reunión del martes se prevé al menos larga.