Aunque parezca imposible, hay un lado menos negativo de la grave crisis económica y el parón generalizado en los motores industriales. A menor actividad de las fábricas, menor impacto ambiental también. En los registros de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera desde que en los años 90 se imponen límites concretos a las empresas para cumplir con Kioto no hay precedentes de un recorte tan elevado como el registrado el pasado año. El volumen de CO2 lanzado desde Galicia cayó en 2009 un 11%. De las 66 instalaciones en la comunidad que cuentan con una asignación fija de toneladas -si se pasan pueden acudir al mercado de dióxido, muy similar a la Bolsa, a comprar derechos y si se quedan cortos tienen la opción de venderlos-, sólo una decena superaron la cuota que se les había asignado. Nada habitual.

Porque en Galicia se ubican varias de las principales centrales eléctricas del país, los focos que suponen una mayor cantidad de emisiones. Sobre todo, la térmica que gestiona Endesa en As Pontes y que, precisamente, fue una de las excepciones en el descenso de los gases de efecto invernadero. Frente a los 4,574 millones de toneladas de CO2 que el Ministerio de Medio Ambiente le transfirió para todo el ejercicio, las instalaciones de Meirama alcanzaron las 5,215 millones de toneladas.

La otra productora que se mueve con carbón en Galicia, la de Gas Natural-Unión Fenosa en Meirama, sí experimentó un recorte de emisiones -casi 300.000 toneladas menos, por debajo de los 1,5 millones-, en línea con la tendencia generalizada en la mayoría de instalaciones eléctricas en España ligadas a régimen ordinario. Las fuentes renovables, impulsadas por la complicada meteorología del pasado ejercicio, les comieron terreno, lo que provocó que, junto con freno del consumo de luz en hogares e industrias, el sistema energético se viera obligado a cerrar el grifo de las centrales convencionales.

El tercer punto más contaminante en Galicia es la refinería de A Coruña. Repsol contaba con una cuota de 1,647 millones de toneladas de dióxido de carbono, aunque finalmente sólo emitió 1,185, según el último balance elaborado por la Secretaría del Estado para el Cambio Climático. Los ciclos combinados que funcionan aquí, otras dos de las joyas del parque de generación de electricidad autonómico, siguieron caminos diferentes. El de Sabón, de Fenosa, se pasó en la asignación y rozó las 500.000 toneladas de CO2. El grupo de Endesa en Meirama consiguió mantenerse ligeramente por debajo de las 635.000 toneladas previstas. Son también dos de las víctimas de la eclosión de las fuentes eléctricas limpias durante 2009.

En total, la cantidad de dióxido del sector industrial gallego durante el pasado año alcanzó las 10,823 millones de toneladas, un 11% menos que en 2008 y, por primera vez, con un margen muy amplio de cumplimiento en la estrategia de Kioto. Las emisiones suponen un 96% de la asignación para las empresas controladas a través de la aplicación de la conocida Ley 1/2005, con lo que el 4% restante de superávit quedó para la venta en el mercado europeo de derechos.

En el conjunto del país, las emisiones de los sectores sujetos a este tipo de restricciones disminuyeron un 16,2%. Especialmente llamativo fue el caso, como en Galicia, de la generación eléctrica, que supone por sí sola el 53% del volumen de CO2 y que en 2009 recortó su cuota casi un 18%. Entre las centrales de carbón, la caída se disparó hasta el 27,1% y en los ciclos combinados se movió alrededor del 11%. El Ministerio de Medio Ambiente ha tramitado la entrada en los últimos meses de 128 nuevos proyectos que contarán con límites en su actividad.

Por muchos esfuerzos e innovación tecnológica que se aplique, es prácticamente imposible que de un año a otro una empresa controlada por la Secretaría de Estado Climático -es decir, con emisiones contaminantes de relevancia como para mantenerla a raya- consiga reducir en picado el lanzamiento a la atmósfera de CO2.

Por eso detrás de la impresionante caída en muchas de las instalaciones gallegas está claramente el freno a la actividad económica. No son pocas las que registraron descensos de hasta la mitad. Sobre todo, firmas de cerámica o de componentes muy vinculados al sector de la construcción.

Coren o Puleva, en cambio, estrellas del sector agroalimentario en la comunidad, mantuvieron sus emisiones. La fábrica de PSA Peugeot Citroën en Vigo contaba con una cuota de 24.444 toneladas y sólo utilizó 7.847.

La fábrica de Ence tenía asignadas casi 130.000 toneladas y Medio Ambiente verificó al cierre de año 85.300.