A falta de petróleo, Galicia posee vientos. Pero su enorme potencial eólico no está dejando en la comunidad todos los beneficios que debería, puesto que el 70% de las empresas que explotan los parques son foráneas. Pero además, este recurso está concentrado en pocas manos. De hecho, el 53% de la potencia instalada en Galicia está siendo explotada por solo cuatro grupos energéticos: Grupo Entrecanales, ACS-Iberdrola, Enel y Gas Natural-Fenosa, que además comparten inversores y accionistas entre sí. Así lo advierte el estudio A propiedade do vento, elaborado por la profesora Rosa María Regueiro, que ayer fue presentado en Santiago por los catedráticos Xosé Manuel Beiras y José Antonio Redondo.

Entre los problemas que tendrá que abordar el sector, esta doctora en Economía Aplicada advierte de que muchas de las inversiones vinculadas a los nuevos parques adjudicados por la Xunta "no serán viables" por la actual crisis financiera. "No olvidemos que son actuaciones intensivas en capital y no en empleo", aclara Regueiro.

La autora del estudio advierte que tras los grandes grupos que explotan los parques eólicos gallegos hay otros grupos de inversión internacionales, entre ellos The Bank of New York Melon Corporation, Tokyo Electric Power (dueña de Fukushima), Three Gorges, GDF Suez y BlackRock Found. Además, el estudio llama la atención sobre los vínculos existentes entre empresas energéticas y constructoras.

La consecuencia es que solo el 30% de los parques es explotado por empresas gallegas. "Si su participación fuese mayor, también lo serían los beneficios para Galicia y el empleo creado", apunta Regueiro. En su opinión, el problema es que falta un "marco integral regulador del sector eólico" en Galicia.

En su estudio analiza el impacto de las sucesivas normas legales que se aprobaron en la comunidad, desde el primer decreto del Gobierno de Manuel Fraga en el año 1995 hasta el decreto aprobado por el bipartito que después anuló la actual Xunta para aprobar la Lei de aproveitamento eólico de Galicia. "Pero siempre se primaron posturas políticas antes que los intereses económicos y sociales de Galicia", explica Regueiro, quien propone una nueva regulación de primas a las energías renovables, que tienen que evolucionar hacia una menor cuantía o conversión en otro modelo, "pero nunca sacarlas de golpe".