El equipo de Manuel Jove trabaja ya en un plan de viabilidad para Caramelo con el mantenimiento de las únicas líneas de negocio y tiendas que resulten rentables. Pero por primera vez desde que entró en su accionariado, junto con la Xunta, en 2007, se plantea vender la empresa a un tercero o dar entrada a un socio inversor que pueda aportar músculo y "sinergias de gestión". Fuentes próximas a la dirección de Caramelo aseguran que hasta el momento no se ha dado ningún paso para buscar a ese inversor, una operación que en principio se antoja difícil en las actuales circunstancias y dada la trayectoria de la empresa en los últimos años.

Jove entró en el capital de Caramelo en junio de 2007, tras la venta de Fadesa a la inmobiliaria madrileña Martinsa. El empresario, que ingresó 2.800 millones con la operación, acudió a la llamada del Gobierno bipartito y compró el 37,7% del capital a las familias Gestal, Cañás y Caramelo, que fundaron la empresa en 1969. Sodiga (sociedad de capital riesgo de la Xunta) se hizo con otro 7,5% -que aún mantiene- en un intento de solucionar los graves problemas económicos que tenía la textil coruñesa.

En noviembre de 2008, Jove impuso una renovación del equipo directivo y empezó a negociar la compra del paquete mayoritario, que se formalizó en enero de 2009. Los antiguos gestores acababan de admitir ante sus empleados que acumulaba unas pérdidas de 20 millones de euros. Sólo cuatro meses después, la dirección planteó un ERE que redujo su plantilla un 30%. Luego llegaron más despidos, pero las cuentas de la textil no acabaron de mejorar y la crisis hizo el resto.