Los trabajadores de Novagalicia se enfrentarán a una nueva fusión empresarial, aunque esta vez se espera que sea un proceso mucho menos traumático de lo que significó el matrimonio entre Caixa Galicia y Caixanova. Juan Carlos Escotet, presidente del Banco Etcheverría-Banesco, nuevo propietario de Novagalicia tras ofrecer 1.003 millones por NCG, quiere unificar ambas entidades en una sola para operar desde Galicia y su pretensión es que el banco de Betanzos tenga todo el protagonismo.

Escotet precisó ayer que la entidad resultante de la fusión tendrá como presidente a Javier Etcheverría, mientras que él será vicepresidente y Francisco Botas, consejero delegado del Etcheverría, ocupará este mismo puesto en la entidad fruto de la integración. ¿Qué ocurrirá con la cúpula? José María Castellano dejará la Presidencia del banco, pero Escotet lo quiere en el consejo de administración de la entidad. "La verdad es que no lo hemos podido conversar con él, pero nos parece lógico y razonable y queremos invitarlo", dijo ayer tras reunirse con el presidente de la Xunta junto con Javier Etcheverría, Francisco Botas y el consejero del grupo Banesco, Ricardo Ayala.

Los nuevos dueños de Novagalicia decidirán sobre el resto de los directivos en los próximos días, con criterios "técnicos". "En el proyecto de fusión se incorporará a la gente que resulte más competente para cada posición", dijo Escotet en declaraciones a LA OPINIÓN A CORUÑA minutos después de haber aterrizado en Alvedro con su jet privado, a las tres de la tarde de ayer.

A Escotet le seduce el nombre de la familia Etcheverría como marca para la futura entidad, aunque reconoce que tendrá que someterla a un estudio de mercado y de marca. El banquero es consciente de la enorme importancia que tiene para el negocio la vinculación con Galicia. "No queremos que quede un ápice de duda de que esto es gallego y seguirá siendo gallego por muchos años". El compromiso de permanencia con el FROB es, matizó, de al menos 20 años, aunque ayer, tras visitar al presidente de la Xunta, lo fio mucho más lejano: "Esto es para siempre", dijo.

La sede social de la alianza será, de momento, la localidad brigantina que vio nacer al Etcheverría hace más de 300 años, aunque el grupo mantendrá en principio las instalaciones de A Coruña y Vigo, que tienen "racionalidad y justificación económica y suficiente volumen de negocio" para mantenerse.

El presidente de Banesco, que a las cuatro de la madrugada de ayer firmó el contrato de compraventa con el FROB, se reunirá hoy con el comité directivo de Novagalicia para empezar a trabajar en el proyecto de fusión. "Eso es lo que hay que empezar a hacer; trabajar duro y adelantar todo lo que se pueda para hacer la transferencia en el menor tiempo posible", dijo ayer a LA OPINIÓN en referencia al traspaso de poderes. Durante el encuentro, Escotet tomará contacto con los máximos directivos y con los representantes sindicales en la entidad, de la que no tomará el control hasta dentro de unos dos o tres meses, cuando concluya la tramitación oficial de la compra al FROB.

Para el relevo, el grupo venezolano prevé crear una comisión de gestión integrada por tres miembros del Etcheverría y otros tres de NCG, que se encargarán de gestionar la integración de ambas entidades. El máximo responsable del Etcheverría dejó claro que no hay "el mínimo solapamiento" entre las oficinas de su grupo y Novagalicia, aunque respetará los recortes de empleo pactados en el plan de reestructuración aprobado por Bruselas, aunque no sólo mantendrá la red de oficinas sino que la "profundizará hasta donde sea necesario". El banco se aprovechará del aval de hasta 800 millones que el Estado ofreció para cubrir, entre otras, las pérdidas que puedan causar los litigios pendientes con titulares de preferentes y subordinadas o con la aseguradora Aviva, aunque el FROB calcula que como mucho tendrá que afrontar el pago de 200 millones.