El tradicional ahorro a plazo fijo vive horas bajas. Los reducidos tipos de interés que pagan en estos momentos las entidades financieras, por debajo del medio punto, están provocando una importante salida de fondos por parte de los ahorradores gallego, que prefieren opciones de rentabilidad aún más baja pero de mucha más liquidez, fondos de inversión o planes de jubilación. El alcance de este desplazamiento es evidente: en un solo año, uno de cada diez euros que se encontraban en depósitos a plazo se han trasladado hacia otros productos.

Los datos publicados por el Banco de España muestran claramente esta situación: en septiembre del pasado año el valor de esos depósitos a plazo se situó en 26.155 millones de euros. Doce meses atrás era de 29.454 millones. En solo un año la fuga alcanza los 3.299 millones de euros, lo que supone un recorte superior al 11%.

El problema es que aunque la inflación en España se mantiene estabilizada, el ahorro a plazo genera una rentabilidad insignificante, según reconocen las propias entidades financieras. En un momento de tipos muy bajos, que favorece a las familias y empresas endeudadas, no se puede dar por los depósitos más de lo que se pide por el crédito (aunque en algún momento se hayan dado estas situaciones), ya que eso convertiría el negocio bancario en ruinoso.

Así que dado que el producto a plazo no es rentable, el ahorrador se decanta por otras opciones. Una de ellas son las cuentas de ahorro y a la vista. Su rentabilidad es prácticamente nula, pero al menos tienen la ventaja de una absoluta liquidez, ya que se puede disponer de ese dinero en cualquier momento sin penalización.

Los datos del Banco de España también revelan esta situación: a finales del pasado mes de septiembre el valor de los depósitos de ahorro y a la vista en Galicia era de 28.684 millones de euros, cuando doce meses atrás se limitaba a 25.596 millones. El incremento a lo largo de ese año ha sido de 3.088 millones, un 12% más, prácticamente lo mismo que descendieron los depósitos a plazo en la comunidad.

La segunda opción pasa por decantarse por alternativas con algo más de riesgo pero que abren la puerta a una mayor rentabilidad, como son los fondos de inversión o los planes de jubilación. Estos productos no aparecen en el balance de las entidades y el Banco de España no aporta datos sobre su valor, pero fuentes de las entidades financieras consultadas confirman su fuerte evolución al alza.

En el caso de los fondos de inversión, los representantes de la banca valoran que su variedad permite graduar el nivel de riesgo que el ahorrador está dispuesto a asumir (a mayor riesgo, mayores posibilidades de alcanzar una rentabilidad superior), un aspecto a tener muy en cuenta dada la volatilidad que actualmente vive la Bolsa.

Otro producto en crecimiento son los planes de jubilación, tanto por permitir unas rentabilidades superiores a las del depósito a plazo como por las ventajas fiscales que ofrecen. Aunque se penaliza si se pretende retirar la inversión antes de jubilarse, existen excepciones que permiten recuperar el dinero antes de tiempo sin recortes, como son los casos de desempleo de larga duración.