La agencia de calificación británica Fitch (una de las tres grandes a nivel global, junto con Standard & Poor's y Moody's) se convirtió ayer en la primera que se ha posicionado ante la macroampliación de capital anunciada por Banco Popular la semana pasada, y con una buena valoración acerca de la medida. Fitch ha decido mantener el rating y la perspectiva positiva sobre la entidad al entender que es un movimiento "ambicioso" que permitirá atajar el problema de los activos de ladrillo que se acumulan en su balance, heredados de la burbuja inmobiliaria y en su mayoría procedentes de la cartera de Banco Pastor. Para la agencia el banco tiene una posición de liquidez "adecuada" gracias a su exposición al segmento pyme.

Las acciones se dieron ayer un respiro en Bolsa con un ligero avance del 0,63% y lejos de la oleada de ventas de la semana pasada.

Para la entidad que preside Ángel Ron, que culminará la ampliación el 11 de junio, Fitch "reconoce que la ampliación permitirá acelerar las ventas y, en consecuencia, el volumen de activos improductivos legados de la crisis".

La dotación a provisiones extra para estos activos permitirán una venta más acelerada -los ingresos computarán como extraordinarios cuanto más elevada sea la cantidad provisionada- en tanto rebajará la presión sobre los precios en un contexto de recuperación del sector inmobiliario, además de permitir una mayor capacidad de absorción de pérdidas para la entidad. La agencia considera que el Popular volverá a la rentabilidad el año próximo.