La dirección de Alcoa en Estados Unidos mantiene los contactos para vender sus tres fábricas españolas -las de A Coruña, San Cibrao (Lugo) y Avilés, con 2.200 trabajadores- y prevé dar un acelerón para cerrar la operación durante el mes de septiembre, antes de que se celebre la subasta de incentivos a la factura energética de los grandes consumidores industriales dispuestos a reducir o interrumpir su consumo en caso de emergencia del sistema eléctrico (interrumpibilidad). Así lo confirman fuentes próximas a la negociación, que sostienen que el fondo de inversión Atlas Holding es actualmente el mejor situado para hacerse con las plantas.

Las mismas fuentes sostienen que los grupos industriales se alejan de la puja. Se trata del alemán Trimet y el español Alibérico, lo que deja la adjudicación abierta únicamente a fondos de inversión extranjeros, entre ellos, el estadounidense Atlas Holding, que ya adquirió a Alcoa en 2014 las fábricas de Amorebieta y Alicante, gestionadas a través de la firma Aludium, además de la de Castelsarrasin, en Francia. Hay otros dos fondos en liza cuya identidad no ha trascendido.

Atlas Holding es la propietaria de Aludium. Y por eso es también la opción preferida de los trabajadores de Alcoa. Como explica el secretario de la sección sindical de Comisiones Obreras en San Cibrao, José Antonio Zan, la plantilla ve que en las factorías de Alicante y Amorebieta "se apuesta por el futuro" y que la operación permitiría crear un grupo de aluminio fuerte, como el que fue Alcoa Inespal. "Con Alcoa no tenemos más perspectivas que los recortes. Ni se invierte en el futuro ni en el mantenimiento de las plantas ni en seguridad", resume.

Alcoa, que dio el mandato de venta al banco de negocios Goldman Sachs, lleva el peso de la negociación desde Nueva York, donde tiene su sede. Los directivos españoles apenas intervienen como meros asesores y mantienen su mutismo sobre la operación. "Se mantienen abiertas todas las opciones para las tres plantas españolas y no hay tomada ninguna decisión", reiteran fuentes de la compañía.

Desde que en mayo, Alcoa reconoció que buscaba garantizar el futuro de sus tres factorías españolas a través de un proceso de venta o alianza industrial y que no descartaba el cierre, ha trascendido el interés de Atlas Holding, pero también el del grupo español Alibérico que dirige el gallego Clemente González Soler -con 35 empresas y ventas a 60 países-. El último en sumarse a la puja fue el grupo industrial alemán Trimet. Tal y como ya adelantó el diario La Nueva España, del grupo Editorial Prensa Ibérica, titular también de LA OPINIÓN A CORUÑA, estos dos grupos han abandonado la competición, al entender entre otras cosas que el volumen de trabajadores y la incertidumbre sobre el precio al que pagará la electricidad en el futuro podrían comprometer la viabilidad de su integración en cualquiera de los dos grupos.

Alibérico optaba a la compra en alianza con Aludium, de Atlas Holding. Las negociaciones se encontraban muy avanzadas, pero finalmente Alibérico rechazó acudir de la mano de Aludium, según las fuentes consultadas. La multinacional Alcoa vendió al fondo de inversión Atlas Holding en 2014 las factorías de Amorebieta, Alicante (de extrusión, laminación) y la francesa de Castelsarrasin, que desde enero de 2015 gestiona a través de la firma Aludium.

Esta compañía es el principal cliente de la multinacional aluminera en España. Según fuentes próximas a los sindicatos, Alcoa vende a Aludium en torno al 50% de la producción de las plantas de A Coruña, Avilés y San Cibrao (el 40% de la producción de esta planta va para la firma de Atlas Holding).

Tres condicionantes

La operación de venta, de la que pende el futuro de 2.200 familias -1.600 de ellas, gallegas- tiene tres puntos débiles. Uno es el precio de venta del metal, que está en mínimos y ligado al London Metal Exchange -el mercado de referencia, de contratos a futuro, para metales no ferrosos-. Otro, es el estado de las plantas, que ha sido denunciado en diversas ocasiones por sus representantes sindicales, y alertan de la falta de inversiones para mejorar su competitividad o incluso para mantener su operatividad, como ocurre con los transformadores eléctricos de la planta de San Cibrao. Uno de ellos está en reparación, otro funciona en precario y con emisiones de gases y el tercero, que de momento mantiene su operatividad, ha llegado al fin de su vida útil. El tercer factor que juega en contra del acuerdo de venta es la incertidumbre que pesa sobre los precios a los que pagarán las factorías en su recibo eléctrico durante los próximos años.

Producir una tonelada de aluminio requiere tres veces más electricidad que una tonelada de zinc o ferroaleaciones, y hasta 30 veces más que una de acero. El Gobierno todavía no ha convocado la subasta que repartirá los incentivos que reciben los grandes consumidores industriales a cambio de ofrecer bloques de electricidad interrumpible que Red Eléctrica de España (REE) -la operadora del sistema eléctrico- pueda usar en cualquier momento para casar oferta y demanda eléctrica en caso de que una emergencia amenace con un enorme apagón.

No antes de fin de año

La puja de interrumpibilidad se celebró el año pasado entre la última semana de agosto y la primera de septiembre, pero este año se retrasará. Los trabajadores de Alcoa -que apremian para despejar cuanto antes las dudas sobre sus costes de producción y los contratos del próximo año- dan por hecho que se producirá en octubre. Pero tal y como el Ministerio de Industria aseguró y adelantó este diario, el Gobierno la prevé para fin de año.

En todo este complicado proceso, según las mismas fuentes, Atlas Holding "sigue mostrando mucho interés por las tres fábricas". Alcoa conserva solo tres de las nueve fábricas que compró al Estado en 1989, pero las de A Coruña y Avilés llevan años en la cuerda floja y estuvieron a punto de cerrar con un ERE que Alcoa planteó después de que la primera de las subastas de las bonificaciones de interrumpibilidad no cubriese sus expectativas.

En juego se encuentra también el futuro del sector aluminero en España. El 90% del aluminio que se transforma en el país procede de estas tres fábricas de producto primario (el metal en forma de lingotes, tochos y placas que luego transforman sus clientes).