-Es un convencido de la integración europea, y ahora hay riesgos. En Francia, por ejemplo, ¿se plantea que pueda vencer Marine Le Pen?

-No lo digo yo, lo dice el primer ministro francés.

-Entonces imaginemos que gana, por esa destrucción del centro político que deriva el debate a los extremos. ¿Cómo afectaría al proceso de construcción europeo?

-Ni siquiera es necesario que gane Le Pen, está la derecha. En la izquierda quieren hacer políticas de desarrollo industrial, de subvención de sectores estratégicos que son incompatibles con la Unión Europea. Por la derecha las libertades de las personas van a ser subordinadas a los principios de libertad y querrán limitar acuerdos internacionales para impulsar industrias nacionales. Los extremos se juntan y, por un lado u otro, afectarán al escenario europeo. ¿Cómo es posible pactar una unión fiscal en ese contexto? No se puede, es imposible.

-¿Cómo interpreta el Brexit?

-Todos los indicadores que se han estudiado sobre los efectos del Brexit señalan en la dirección más negativa, pero en la campaña la gente no se quedó con esa información, sino con la verdad emocional.

-Pero el mensaje de Europa se centró en lo negativo que iba a ser dejar la unión, no en lo bueno que era quedarse

-Hay una lógica de venganza en todo esto, una reacción a lo que se entiende que es desleal. Los tratados de la Unión son contratos y, cuando alguien anuncia que quiere salir, de entrada la reacción se motiva en esta deslealtad. Por eso no es muy racional.