Ni las rebajas en el precio del terreno en Galicia han logrado frenar la llegada de nuevas empresas al norte de Portugal. La demanda de suelo al otro lado del Miño es tan intensa que municipios como el de Vila Nova de Cerveira, por ejemplo, se ven empujados a negociar con promotores privados en busca de nuevas parcelas tras haber colgado el cartel de completo en los parques empresariales públicos. "Tenemos lista de espera", reconocen en la Câmara Municipal de Vila Nova de Cerveira. Solo en el área conocida como el Alto Minho, que comprende diez municipios fronterizos, hay 32 industrias españolas, la mayoría gallegas, que emplean a más de 3.200 trabajadores directos, y la tendencia va en aumento.

La incursión de empresas gallegas el territorio luso comenzó hace ya treinta años por el interés de la industria de aprovechar una mano de obra más barata. Valença, Viana do Castelo, Vila Nova de Cerveira, Paredes de Coura o Monção concentran plantas de sectores tan dispares como el granito, la pesca, la siderurgia, el textil, la logística o la automoción.